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JC Herrero

El CIS y el teléfono erótico

Las llamadas de encuestas

¡Hombre!, que te llamen a casa al teléfono, o al móvil que es lo mismo, presentándose con el: –Hola, somos del CIS ¿en cuántas páginas pornográficas te has metido durante la pandemia?–, ciertamente es duro. Por muchas preguntas introductorias que te hagan, previas a soltarte esta prenda erótico-onanista, la cosa tiene bemoles. No es que sea ningún sacrilegio, el problema es que, tras confeccionar los percentiles de turno, te lo sueltan al alto la lleva como que el quince por ciento de aquellos que tienen las hormonas por las nubes se han beneficiado de este servicio, como si fuese pecaminosa la cosa, rozando el delito. Vamos y nos lo creemos. Así estamos con las intenciones de voto del CIS.

Esto de las gallinas que entran –las papeletas del voto– por los escaños que salen, va ser que no, los tiros no van por ahí, ese es el problema de la cantidad frente a la cualidad antropológica.

Como quiera que ya han pasado los meses preceptivos para que publicasen la barruntada “Covid-Boom” por aquello de estar tanto tiempo en cama en el “estado” de alarma, y dado que las salas de parto están que echan el cierre, pues eso, a hacer estadísticas pornográficas para no aburrirnos. Seamos serios.

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