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Pere Casan

Mutis por el foro

Despedidas

Vivimos épocas convulsas. Entre cambio climático, crisis económicas y enfrentamientos políticos, solo nos faltaba un virus viajero que, sin pasaporte ni un euro en el bolsillo, anda por el mundo sembrando mascarillas, aislamiento, desigualdad y miles de muertes. Voy a pedirle a este virus una manera noble de desaparecer de nuestro medio. Le sugiero, en nombre de todos, que “haga mutis por el foro”.

Esta expresión proviene del mundo del teatro y tiene su lugar en la vida real para referirse a alguien que abandona su actividad en silencio, sin que su entorno se aperciba del hecho. No, que el virus no haga un “medio mutis” (cuando un actor abandona la escena para reaparecer al poco tiempo), sino que se aleje definitivamente y solo nos quede su recuerdo. Además, que salga de la representación por el fondo del escenario, por el foro, sin que le veamos transitar por el patio de butacas y, si es posible, que no aparezca nunca más en ninguna obra nueva.

Algunas personas también desaparecen de nuestro entorno, con esta especial sutileza que le pido al virus. Pero sus acciones quedan, sus obras perduran. No siempre esperan al final de la obra para recibir los aplausos del respetable. Eso queda para los primeros espadas. Muchos actores secundarios desarrollan papeles de gran importancia, dejan su huella en el día a día (vean el ejemplo de tantos profesionales sanitarios) y, sin esperar nada a cambio, hacen mutis por el foro. Mi gratitud eterna para este tipo de personas.

Esta forma de hacer es también habitual entre algunos políticos (en Asturias tenemos ejemplos excelentes de ello), aunque no se extiende más allá de la Cordillera. Al contrario, algunos expresidentes son especialmente proclives en hacernos un medio mutis y periódicamente reaparecen para recordarnos que “con ellos vivíamos mejor”. Menos mal que al ser tan malos actores el público no se entusiasma en aplaudir para solicitar su regreso.

El término “mutis” proviene del verbo latino “mutare” y equivale a desplazarse de un lugar a otro. Mutis por el foro es también lo que hacen muchos de nuestros jóvenes talentos, obligados a salir de la escena en búsqueda de horizontes que les proporcionen mayor estabilidad y progreso. El mismo mutis que nuestros ancianos, que pasan sus últimos momentos en residencias, o el de tantos silenciados por la pobreza, las migraciones o las guerras. Sin duda, algunos de estos mutis deberían pasar a ser gritos y ocupar la parte principal de la representación.

Uno de los mutis más famosos proviene del soneto con estrambote de Miguel de Cervantes (1547-1616) dedicado “Al túmulo del Rey Felipe II en Sevilla” (Y luego, incontinente, caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada). “Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar...”, cantaba Jorge Manrique (1440-1479) en sus “Coplas a la muerte de su padre”. El agua de la vida de cada uno de nuestros ríos me lleva al segundo movimiento del poema sinfónico “Mà Vlast” (Mi Patria) de Bedrich Smetana (1824-1884), dedicado al Moldava. Escucho la fuerza de su nacimiento en las montañas de Bohemia y su lenta absorción por el Elba en Melník, en una larga trayectoria hacia el mar del Norte. Smetana transcribe en música las sensaciones de su vida y las dedica a la ciudad de Praga y a su río. En su lento transcurrir, esta arteria centroeuropea asistió a grandes enfrentamientos bélicos, al mismo tiempo que regaba sus verdes campos y permitía la comunicación entre los pueblos. El final de esta obra romántica es similar a un mutis por el foro y produce la misma sensación de impotencia ante los acontecimientos que nos superan.

Coronavirus y Moldava unidos por el pensamiento. El primero volando hacia su nicho y el segundo con un mutis lento en las aguas del Elba. La imagen desaparece, mientras la coda final me indica que la vida continúa perceptiblemente.

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