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José Enrique Cima

El Gamoniteiru, un escenario fantástico

Un final de etapa que aspira a convertirse en mítico, ideal para ciclistas sin amarres dispuestos a dar rienda suelta a la épica

Asturias descubre cada año a la Vuelta a España una montaña excepcional y ese hecho incuestionable consigue que aficionados de todo el país programen su peregrinación al Principado para conocer –y reconocer– un escenario fantástico de final de etapa. Desde hace dos décadas y tras descubrirse el temible Angliru, al director general de la Vuelta, Javier Guillén, se le reclamaba un final en el repetidor del Gamoniteiru y siempre se recurría a la excusa de que no había espacio en la cima para montar una infraestructura de meta, podio y espacio para los medios de comunicación.

Pero el tiempo y los grandes éxitos de llegadas como La Farrapona, Cotobello, Cuitu Negro, Les Praeres y La Cubilla hicieron de Asturias escenario imprescindible para el aficionado ciclista y el enamorado de la montaña que por estas fechas llenan el llamado con acierto Paraíso Natural. Al final la organización de la carrera hizo el esfuerzo y los ciclistas llegarán hasta la cumbre del Gamoniteiru. Aunque la carretera es demasiado estrecha, con ilusión y empeño se consigue sacarse de la manga una nueva etapa reina.

Resulta sorprendente la cantidad de personas de todo el país que ascienden en bicicleta, moto, en coche e incluso a pie hasta los 1.770 metros de la cima del repetidor para hacerse una idea de esa dura subida, que además encandila cuando el sol brilla y desde la cúspide se contempla hasta la costa de Gijón, el macizo de las Ubiñas o los Picos de Europa. Un impresionante deleite para los pulmones y para la vista.

A nivel deportivo no es exagerado decir que el final de etapa del jueves 2 de septiembre incluye una subida de l nivel de los puertos míticos del Tour de Francia, como el Tourmalet, Alpe d’Huez o Galibier, tanto por su dureza continua como por el kilometraje para la exhibición. Desde que se reparó y reformó hace años, La Cobertoria se convirtió en uno de los puertos más exigentes de Asturias. Al unírsele este año de forma continuada los casi seis kilómetros del Gamoniteiru, el espectáculo ciclista puede convertirse en inenarrable, del nivel del más ambicioso campeón.

Puede suceder que tanta montaña se les atragante a la mayoría de los ciclistas y cuando se está al final de una gran vuelta las fuerzas no acompañan a las intenciones de la cabeza. Y suele imponerse más el freno de mano para no perder lo conseguido hasta ese momento que exponerse a jugar un órdago. Eso hace que algunas maravillosas etapas defrauden, pero será por falta de fuerzas, no por la calidad del escenario.

Lo que está claro es que el ciclista que esté acabando fuerte la carrera, en el Gamoniteiru tendrá en sus piernas la opción de destronar al líder. De ahí que si un ciclista como Edgar Bernal, que es el mejor escalador al faltar Pogacar, logra superar sus problemas de espalda, se convierte en candidato capaz de dar la vuelta a la clasificación general. Bernal es ambicioso y así ganó ya un Tour de Francia dando la batalla en los Alpes. Esa es la esperanza que nos queda a aquellos que suspiramos por un ciclismo sin amarres por parte de ciclistas que dan rienda suelta a los instintos de la épica.

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