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Competitividad

Apocalipsis climático y la luz

Consecuencias en España de predicciones catastrofistas que nunca se cumplen

Un artículo sobre el Cambio Climático del periódico “El país” de 1988 comentaba lo siguiente: “Las Islas Maldivas corren el riesgo de hundirse en las aguas del océano Índico en un horizonte de treinta años, en una lenta pero progresiva subida del nivel del mar. Algunos de los expertos más pesimistas creen que la desaparición del archipiélago de las 1.196 islas podría producirse antes incluso del año 2.010. La mayoría de los islotes están a un metro por encima del nivel del mar y los científicos estiman que en veinte años la subida del nivel del mar puede alcanzar los 30 centímetros y en cien años las aguas marinas ascenderían hasta tres metros y medio debido a los efectos provocados por el hombre, lo que supondría la desaparición completa de las Islas Maldivas”. Y ¿qué es hoy de estas islas? pues siguen ahí tan ricamente siendo el lugar turístico preferido de las lunas de miel y de las vacaciones de los nuevos ricos. Titulares apocalípticos que han aparecido durante estas últimas décadas han sido permanentes, y no en un blog sino en la prensa mundial como el “The New York Times”, “The Guardian”, “The Washington Post” o la “BBC”, entre otros. En el año 1967 decían: “se prevé una hambruna terrible para 1975”. En 1969: “todos desaparecerán en una enorme nube de vapor azul para 1989”. En 1970 se titulaba: “edad de hielo en el 2000” y “América sufrirá racionamiento en 1980”. En 1974 así se pronunciaban: “el agujero de ozono es un gran peligro para la vida”. En el año 1989 se rotulaban frases como: “la subida del nivel del mar destruirá territorios de la mayoría de los países en el año 2000” y “en el año 2001 habrá 1.600 millones de hambrientos a causa del cambio climático”. La realidad es que, por primera vez en la historia de la humanidad, hemos conseguido que la pobreza extrema baje del 10%. En el año 2000 la prensa inglesa encabezaba diciendo: “Gran Bretaña tendrá clima siberiano para 2020”. En el 2008: “el Ártico se quedará sin hielo para el 2018”. En el 2014 los “guerreros del papel” comentaban: “restan tan sólo 500 días para el caos climático”. Esto es muy interesante, porque si nos damos cuenta, el mundo se acabó varias veces, pero la pasta no, y hay muchos lobbies que se forran con estos mensajes sentimentalistas dirigidos a lo más débil del ser humano: el miedo. ¿Qué hay de verdad en todas estas predicciones catastróficas que nunca se cumplen? Si uno analiza los datos oficiales, se tiene que China contamina el 30%, y si juntamos a la India acumulan el 40% de las emisiones de CO2 a nivel mundial, mientras Europa con un 9% y en concreto España, que no llega al 0,8%, es la que menos contamina. Entonces, ¿por qué los españoles tenemos que pagar la electricidad un 50% más cara que en Francia, que produce el 80% con sus 57 nucleares activas (España tiene 5) o que Alemania que produce un 30% de su electricidad con sus 84 térmicas de carbón (España 21 infraestructuras de este tipo en cierre)? Pues porque nuestro precio de la luz depende de acciones gubernamentales como la de cerrar cuatro centrales nucleares en los años 80, la de cerrar las térmicas o la de poner todos los huevos en la subvencionada renovable, lo que da lugar a que la potencia efectiva dependa hoy un 75% del exterior. De este aciago “pool” energético deriva una factura de la luz con un 25% de tasas y otro 40% con costes regulados (impuestos camuflados). ¿Por qué se demonizan los pantanos que producen energía a 5 Mw/hora y la venden hoy a 141,7€Mw/h (el triple que hace sólo un año)? ¿Por qué no se pone el foco en los países que más contaminan? Hoy China bate récord de consumo de carbón con un 50% de uso mundial para alimentar sus 1.054 térmicas que atienden la alta demanda de la manufactura de paneles solares. Paneles que luego vamos nosotros a comprar para salvar el planeta. ¿El calentamiento global es una amenaza real? Los datos apuntan a enfriamiento terrestre. Recientemente se ha obtenido una temperatura récord histórico de 98 grados bajo cero registrada en la Antártida, de -36 en los Picos de Europa y de -32 grados en Marruecos. Es evidente que los mensajes “eco” apocalípticos y la subida de la luz están siendo correlativos. Por eso es preciso cuestionar cualquier “doctrina” si no se adapta a la evidencia; hay que cuestionarlo todo y guardarse de los falsos “apóstoles verdes”, pues la primera víctima de esta “encíclica climática” está siendo la verdad.

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