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El Día Mundial del Alzhéimer

La necesidad de aumentar las ayudas a domicilio y los centros de día para paliar los efectos de esta enfermedad

Yo creo que todas las personas estamos de acuerdo en que, todas las enfermedades son malas. Cualquiera de ellas, no solo te priva de la armonía corporal, sino que también resquebraja la moral y debilita el cuerpo y el alma. Ahora bien, hay grados de patología. Las hay mejores y peores. Y, con mucha diferencia. Personalmente, porque la he tenido muy cercana, opino que una de las más terribles es el mal de Alzheimer, porque daña lo esencial del individuo, algo que nos impresiona mucho perder, y es la memoria. Estos pacientes pierden la capacidad de pensar, de recordar, de discernir, de reconocer incluso a esos seres que se quieren más que a la propia vida y que son los hijos. Porque es tan cruel e invalidante, que prácticamente desde los inicios deja al paciente totalmente indefenso y al manejo absoluto de los cuidadores, que, en muchas ocasiones, suelen ser los propios familiares los que van afrontar ese largo proceso, con toda la carga afectiva, económica y social que supone su cuidado.

Por eso, mientras no se conozcan las causas que producen este mal y que permitan llevar a cabo medidas preventivas adecuadas, se precisa una gran concienciación social, con el fin de desarrollar programas nacionales que aborden, de forma global, el cuidado de estos enfermos, que han de recorrer el sinuoso y triste camino que, muy lentamente, les va a conducir al ocaso de su vida. De ahí, que no estaría de más que nuestros gobernantes aumentaran de forma inmediata las ayudas a domicilio y los centros de día, para aquellos familiares que decidan hacerse cargo de estos pacientes, hasta el fin de sus vidas, sin perturbar la vida laboral. También el número de residencias y todo, con control exhaustivo por parte de la Administración, para asegurarse que están debidamente atendidos. Y que, en la actualidad, no debe ser tan bueno, cuando se manejan cifras muy elevadas entre ancianos que sufren abusos en España.

Señoras y señores gobernantes, recuerden que una obligación muy importante de cualquier gobierno es pagar a los pensionistas y hacer frente a las ayudas que precisen cuando se hacen dependientes, teniendo en cuenta que son muchos los que tienen escasísimos recursos económicos. Tengan presente que todos somos susceptibles de padecer esta cruel y devastadora enfermedad, que te deja totalmente desprovista de esa riqueza tan preciada, que se llama memoria.

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