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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Una grandiosa senda litoral de 350 kilómetros

Si uno fuera presidente del Principado, que no es el caso y Dios librara a esta región de semejante tormento, apostaría por un proyecto estratégico de los que hacen región al que merecería destinar una importante suma de dinero: la unificación de las sendas litorales que bordean Asturias de un extremo a otro, de manera que alguien pudiera recorrer toda la región a pie sin alejarse de la rasa costera. Esta misma semana ha sido noticia la inclusión de una partida de dos millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado para la realización del recorrido entre Lastres y Colunga, una vieja demanda de los vecinos de la zona que se suma al existente entre la capital del concejo y la playa de la Isla, que permite contemplar la huella jurásica escrita al borde del mar.

El Principado suma 350 kilómetros de costa de Oriente a Occidente, de Bustio a Figueras, plagados de playas, acantilados y localidades con encanto, en numerosas ocasiones muy próximos a bosques y montañas. Todo lo que puede pedir un amante de la naturaleza a tiro de piedra, a sus pies, en la palma de la mano. Muchos de esos kilómetros, concejo a concejo, ya están habilitados como sendas para pasear, la mayoría escasamente dificultosas, a la medida de casi todas las edades, aptas para un buen calzado.

Ese gran recorrido costero asturiano, que en buena parte ya está hecho, supondría un atractivo turístico de primer orden, en una época en que los visitantes, con cicatrices aún a causa de los rigores del enclaustramiento pandémico, reclaman disfrutar de espacios libres y oxigenados. Ofrecería beneficios además a las alas, sobre todo al Occidente más deprimido, donde ayudaría a generar economía y autoestima.

Se podría empezar por mejorar el mantenimiento y la señalización de las sendas ya existentes, por el diseño de un plan de aparcamientos y por una regulación de usos que evite conflictos entre paseantes y ciclistas. Para ensanchar los horizontes de una región hay que pensar a lo grande. Y no existe horizonte mayor que perder la vista en la mar.

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