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Manuel Herrero Montoto

El último que apague

La subida del precio de la electricidad

¿Se refiere usted a la luz? Sí. ¿Y dice apague o pague? Lo mismo me da que me da lo mismo. Uno, porque la luz ya la han cortado y no ha lugar a jugar con los interruptores en vacío, y dos, porque al ciudadano no le queda en el bolsillo un ochavo ni para un chusco de pan, los señores del kilovatio le han dejado a cero la libreta de ahorros. Han conseguido nuestros gobiernos y explotadores adláteres que vivamos en la miseria oscura y “deskilovatiada”, con la tripa vacía, la cabeza caliente y los pies helados. ¿Adláteres? Muy sencillo, tipos que han desempeñado altos cargos en el gobierno como presidentes, vicepresidentes, ministros o secretarios generales, que han enarbolado la bandera del sector público por encima del bien y del mal, y cuando les dan la patada sus electores cruzan el Rubicón o puerta giratoria y se pasan a lo privado, donde las empresas del Ibex los esperan con los brazos abiertos y un sueldazo de 200.000 para arriba. Le valen algunos ejemplos. Venga. Mire, entre otros muchos, cito a Calvo Sotelo (Unión Fenosa), Abel Matutes, Isabel Tocino, Luis de Guindos, J. María Aznar (Endesa), R. Martín Villa, J. Solana, J. Borrell, Ángel Acebes (Iberdrola), Felipe González (Gas Natural, hoy Naturgy), Rodrigo Rato, y no gasto más tinta, bueno, la última adquisición de Iberdrola en plena debacle de precios, un tal Carmona, socialista de salón y tertulia, que no le hace ascos al sol que más calienta y se pasa a las filas enemigas para ajustar al alza el jodido kilovatio. Hágase una idea, más de 60 miembros de los consejos de administración de las empresas del Ibex 35 están ahora bajo la tutela de estos personajes políticos. ¿Y ello? Parece tonto, no les van a pagar por su sapiencia, carajo, sino por los papeles y las amistades que les quedan en el gobierno y que a la hora de hacer negocios privado-público, y conceder licencias de obra, y poner precio al kilovatio, y la madre que lo parió, las amistades benefactoras son de gran valor. Las comisiones son la salsa del entramado, y la pobreza el efecto colateral.

¿Y esto es legal?

No, pero se mira hacia otro lado y punto.

¿Y cómo es que los sindicatos no salen a la calle?

Hace frío.

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