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Herminio Huerta

Para cambiar

Herminio Huerta

Nuevo orden económico mundial

El bloque demócrata frente al dictatorial

En un corto espacio de tiempo se están produciendo cambios importantes en las relaciones comerciales, en la seguridad de las naciones, en la globalización, en la transición energética y en el sistema financiero, provocados, en primer lugar, por la pandemia, después por la inflación y, mas recientemente, por la guerra de Ucrania que, en mi opinión, han empezado a impulsar una profunda reforma del orden internacional.

Parece obvio que todos estos acontecimientos están cambiando irreversiblemente el entorno, acelerando el agrupamiento y la formación de un nuevo escenario geopolítico compuesto por dos bloques. Expuesto de una manera simple, por un lado se perfilan claramente un mundo occidental liberal y demócrata integrado por Europa, USA, Japón y otros países y, por otro, un ámbito dictatorial y autocrático, donde se sitúan Rusia, China y algunas naciones afines dentro de su órbita.

En el bloque absolutista que conforma este segundo grupo, sin embargo, se da una situación inédita que puede ser un poco confusa, pues la autocracia, es solamente política y de restricción de las libertades humanas, pero no es económica, pues aceptan y practican las leyes de mercado que imperan en el otro mundo globalizado. Es decir, los ciudadanos, sometidos a esas dictaduras tienen restringidos sus derechos y libertades democráticas, sin embargo, viven en un mundo económico de libre mercado en el que, hasta cierto punto, se sienten cómodos y no echan de menos la libertad personal, sacrificándola por el consumismo y el bienestar material. El procedimiento es calcado en estos regímenes: los dirigentes de China, Rusia y allegados, intentan blanquearse y revestirse de demócratas con elecciones populares falsas, pero se comportan como dictadores comunistas y, al mismo tiempo, se benefician del capitalismo globalizado. Esta situación tan peculiar suele ocurrir en las sociedades que provienen de una pobreza extrema pero que, en los últimos años, están desarrollándose y aumentando el nivel de renta de sus habitantes como es el caso de China o de aquellos con una carencia de bienestar y bajo nivel de vida, como es Rusia.

Este nuevo orden con dos universos contrapuestos, va a acelerar el proceso de desglobalización en el que vive actualmente la economía mundial porque cada bloque se centrará mas en su área y entorno, lo cual no significa que el bloque dictatorial –por llamarlo así– se vaya a desvincular radicalmente del bloque liberal, debido a que China y Rusia, todavía poco evolucionados, necesitan seguir vendiendo sus materias primas y productos elaborados en el mercado occidental y, también, requieren imperiosamente tener acceso a las tecnologías avanzadas que se generan en su bloque antagónico.

¿Cuál es entonces el siguiente paso en nuestro mundo occidental democrático? Pues, sin duda, miraremos más hacia adentro de nuestras fronteras para asegurarnos los suministros necesarios. Aunque será complicado ser autosuficiente y desacoplarse totalmente de las materias primas y mercancías que se importan, hay que ir progresivamente a un proceso de disminución de la dependencia del otro bloque y corregir situaciones de subordinación –como ocurre con el error histórico de Europa con el gas y petróleo ruso– y provocar un acelerón urgente en el crecimiento exponencial de las energías renovables. Lo mismo debería ocurrir con el remplazo de otras mercancías y cadenas de producción. Ese proceso de sustitución de importaciones, va a crear nuevas oportunidades de desarrollo y de empleo, pero con la consecuencia negativa de un aumento importante de la inflación debido a que la fabricación de productos en el propio bloque, será a costes superiores.

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