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Jorge J. Fernández Sangrador

Dante en la parroquia

La “Divina Comedia”, una obra ideal para la Cuaresma

Gabriele dell’Otto (Roma, 1973) es un ilustrador de cómics que goza de fama internacional. El espectro que cubre con su arte es amplio y va desde el ámbito científico hasta el publicitario, desde las portadas de libros y revistas hasta las cubiertas de videojuegos.

Trabaja para la sección europea del sello Marvel y fue el ilustrador del comentario a la “Divina Comedia” que el italiano Franco Nembrini escribió para la editorial Mondadori.

El que dibujó para acompañar el primer canto de “El Purgatorio” es el que ha adoptado la parroquia asturiana de San Martín de La Carrera, en el arciprestazgo de Siero, para anunciar el ciclo de conferencias cuaresmales del presente año, que ha llevado por título “Con Dante hacia la Luz”. Las sesiones tuvieron lugar en tres viernes sucesivos del mes de marzo.

El párroco, Manuel Alonso Martín, recogió inmediatamente una sugerencia hecha en una tribuna del diario LA NUEVA ESPAÑA, en el marco de las celebraciones del séptimo centenario de la muerte de Dante Alighieri (1321-2021), en la que se decía que la “Divina Comedia” es una obra que encuentra en el ciclo de Cuaresma y Semana Santa su mejor contexto para ser leída, comentada, comprendida y bien aprovechada.

El Sumo Poeta pasó la noche que va del Jueves al Viernes Santo en una “selva oscura”, una fronda “salvaje, áspera y ardua”, “¡tan amarga, que era poco menos que la muerte!” y, tras las salida de ese lugar, emprendió el viaje literario que lo condujo, primero bajo la guía del poeta Virgilio y después de la amada Beatriz, a la luz del paraíso, luego de haber descendido a las profundidades del infierno y subido a la montaña del purgatorio.

De igual modo, la comunidad cristiana rememora litúrgicamente en estas fechas, con la luna llena de primavera, la Pascua de Cristo, quien, siendo Dios, se despojó de su rango, se abajó hasta morir en una cruz, descendió a los infiernos y resucitó victorioso de entre los muertos, haciendo partícipes de la vida divina a cuantos creen en Él y son bautizados en el nombre de la santa Trinidad y en la fe de la Iglesia.

De ahí la oportunidad del ciclo de conferencias cuaresmales en el salón parroquial de La Carrera. En el cartel que se confeccionó para publicitarlas, sobre el motivo dibujado por Gabriele dell’Otto, aparece Dante en el momento en el que Virgilio le lava, como ablución purificatoria, el rostro:

“Caminábamos por la solitaria llanura como el hombre que vuelve a la senda perdida y hasta que no está en ella le parece que camina en vano. Cuando estuvimos allí donde el rocío resiste al sol y, por hallarse en parte sombría, se evapora lentamente, mi maestro (Virgilio) puso suavemente ambas manos abiertas sobre la hierbecilla, y yo (Dante), que me di cuenta de su propósito, tendí hacia él mis mejillas, que habían bañado las lágrimas, y él hizo que quedara al descubierto aquel color que el infierno me había oscurecido”.

La “Divina Comedia” es un inspiradísimo y extenso poema que induce, valiéndose de unos magníficos recursos literarios, a desear la libertad y la luz, a mirar de frente nuestro lado oscuro, a vencer los miedos, a reconocer a los verdaderos maestros y a dejarse guiar por ellos cuando la mente está ofuscada, a no decaer ante las vicisitudes que surjan en el particular itinerario vital, a tener esperanza, a descubrir el amor “que mueve el sol y las demás estrellas” y a estar inmensamente agradecidos por el hecho de que, en el cielo, alguien se ocupa de nosotros.

Y es la “Divina Comedia”, por todo esto, una obra que, en una parroquia, ayuda a prepararse para las celebraciones pascuales, a reflexionar sobre las grandes cuestiones que nos afligen, como son las del mal, los fracasos personales y la muerte, y a gozarnos en las que nos reconfortan, como son las de la gracia, el perdón y la bienaventuranza eterna.

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