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J. M. Martín

Gotas de Chanel

J. M. Martín

Stefania y el “chanelazo”

Posiblemente Stefania Psiuk jamás pensó que su país viviese el horror de la sangre derramada y de la guerra. Quizás esta mujer de mediana edad, natural de Kalush (una pequeña ciudad del oeste de Ucrania), tampoco imaginó que se convertiría en una de las reinas de esta noche en la primera semifinal eurovisiva.

“Stefania” da nombre a la canción de Ucrania para este año. El grupo “Kalush Orchestra”, que fusiona el hip hop con los sonidos folclóricos, canta a esta mujer –madre de Oleh, vocalista de la agrupación– en una oda a todas las madres (sí, como el “Ay mamá” de Rigorberta Bandini) y que ya se ha convertido en todo un himno de la paz entre los eurovisivos.

A cuatro días de la gran final, Ucrania es la favorita para alzarse con el micrófono de cristal. El apoyo solidario se sumará a una emocionante puesta en escena, donde una famosa estructura de arcos con focos que emula a un sol proyecta sus rayos sobre el escenario. Todo un toque de atención a los “chanelistas”, para que bajen el “hype” augurando el triunfo de España.

El “chanelazo” no hace más que acrecentar el deseo de muchos de llevar Eurovisión 2023 a nuestro país, provocando incluso que el mismo alcalde de valencia, Joan Ribó, manifestase públicamente su disponibilidad para que su ciudad (“sin ánimo de competir con nadie”) se preste a ser la sede del próximo año si Chanel se alza con la victoria. Mantengamos la prudencia, aunque soñar sea gratis.

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