Se ha ido mi primo Alberto. De repente. Sin avisar. A los 78 años de vida. De una vida apasionante, singular, diferente, diversa, trufada de contrastes.
Se ha ido un intelectual-científico o un científico-intelectual. El eterno estudiante enamorado de la geología. Un humanista arrollador con un sentido del humor muy de aquí. Un asturiano tan asturiano como la sidra. Mi padre, su tío, fue su padrino.
Siendo chiquillo, conviví unos meses con él a caballo entre las casas de sus padres y de nuestra abuela paterna, allí en Melquiades Álvarez, a la sombra de San Juan el Real. Me llamaba “lorito” por mi incontinencia verbal.
Allí donde estés que sepas que aquí me quedo yo por ahora, escondido en uno de los rincones de aquella casa, confiando que aparezcas gritando mi apodo.
Tu primo que te quiere.
Javier (“Franky”) Vallaure.
