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Tino Pertierra

Solo será un minuto

Tino Pertierra

A ver qué hay en la chistera

Si olvidas los orígenes te quedas sin principios. No es un consejo de orejas gachas agazapado en la chistera de los trucos que aprendes para engañar(te). Es lección de vida. Sí, ya sabes, la vida: eso que pasa tan veloz a tu lado, como los postes de electricidad cuando vas en tren y al final un túnel te acaba pareciendo una remesa de luz. No es extraño que las personas que llegan al último tramo de su vida recuerden mejor lo que pasó hace 80 años que lo que vivieron hace ocho horas. La memoria es más sabia y astuta que el presente: está lleno de trampas, callejones sin salida y restos de naufragios que amortajan viajes que no valía la pena emprender. Allá cada cual con sus averías. Todos somos viajeros a la deriva y el que no lo sepa que lo vaya asumiendo. Pero no siempre fue así. Cuando empezábamos esto de vivir no estábamos preocupados por el mañana, más allá del temor porque nos sacaran al encerado a repetir como loros enseñanzas fugaces. Aún nos íbamos a la cama pensando que los Reyes Magos se iban a comer nuestras galletas para recuperar fuerzas, creíamos que nuestros padres eran inmortales y que por mal que se pusieran las cosas, al final aparecería Gary Cooper enfrentándose a los malos en solitario, y nos tomábamos tan en serio los juegos que nada ni nadie podía hacernos daño. Éramos invencibles. Aquellos orígenes (inocentes e ingenuos, atrevidos y soñadores) deberían ser los que alimentaran los principios el resto de nuestras vidas, pero un día descubrimos quién se comía la galleta, Cooper no vino en nuestra ayuda contra el matón de patio, nuestros padres no fueron inmortales y perdimos las ganas de jugar en serio para sumar grilletes. ¿Aún estamos a tiempo de rebuscar en la chistera? Tal vez haya algo de magia real escondida en un doble fondo. Esperándote.

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