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JC Herrero

"La muerte, que me es muy simpática"

Del premio "Princesa" Matos Moctezuma

Eduardo Matos Moctezuma Ilustración: Pablo García

No hay que darle más vueltas, pero es casualidad que el antropólogo Matos Moctezuma estreche la mano de la Princesa de Asturias y, lo que son las cosas, de seguido el pueblo ejemplar de este año, Cadavedo, se percate de que lo más preciado para recibir a su entrañable majestad era un baño.

Esto demuestra naturalidad real.

Los mexicas de Moctezuma II pensaron que Cortés y los suyos eran dioses, eso antes que apareciera la diarrea del viajero o "Venganza de Moctezuma". De aquella no había servicios, te apañabas en prau que ye lo más natural.

El presidente de México, López Obrador, sigue empeñado que le pidamos perdón por la conquista tras los "Tratados de Córdoba" y la independencia de México. Debe ser que no leyó la extensa obra de su paisano Matos Moctezuma.

¿Acaso le exigimos disculpas por no informar que el maíz mexicano no se cocina como el trigo, que es indigesto? Pues no, y no guardamos rencor.

Este premio de Ciencias Sociales se solapa con el Día de Difuntos, tiempo y celebración de otro rito de paso tan bien descrito por Eduardo Matos.

Los tres mitos que analiza el antropólogo son: cosmogónico, antropogénico y transcendental de seguir viviendo tras la muerte.

Dice Matos que nuestra muerte, la Occidental, es estática mientras que la mexica es una muerte dinámica:

"Al sol hay que darle sangre, por lo tanto, sacrificio y muerte".

Los mexicas dan culto a la vida a través de la muerte. De ahí esa visión trascendental, representan escenas –glifos– cosmogónicos donde la agricultura y la guerra fomentaron la economía mexica para crear estados.

El elemento que vertebra toda la cultura de la Humanidad es la agricultura.

Hay dos ejemplos muy actuales.

Uno. La "venganza" de Rusia frenando el trigo ucraniano para dar de comer a medio mundo. Matos identifica el mito antropogénico: venimos del maíz.

Y dos, una celebración del Halloween celta en las antípodas, Corea del Sur, con un "sacrificio" inútil de jóvenes que simplemente festejaban un rito extranjero, sin tener mito alguno que le preceda.

El Halloween español también sustituye nuestros ritos y mitos, eso por tener una muerte estática, como dice Matos.

Esa dificultad antropológica la capta extraordinariamente bien la mitología mexica, extraída de las entrañas de la tierra por su trabajo de arqueólogo. De ahí el Premio Princesa de Asturias.

No es de extrañar lo de "La muerte, que me es simpática".

Quizás tengamos mucho que aprender de la mitología mexicana y hacer que la muerte occidental sea más dinámica, eliminar el antropocentrismo y volver a nuestras raíces dando el protagonismo a la Tierra, cuidándola, aceptando que estamos de paso y asegurar la pervivencia a las próximas generaciones.

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