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Un asturiano en Londres

Julio Bruno

Asturias se come en Londres

La última campaña turística del Principado

Me acuerdo de aquellos sábados noche por Xixón que terminábamos la fiesta a las 8 de la mañana del domingo comiendo fabada en algún chigre de los de serrín en el suelo y olor a sidra. Hoy ya no se pueden cubrir los suelos de capas de sedimento orgánicas como antaño, que cuando llegabas a la barra del chigre ya cargabas con un kilo de restos y serrín húmedo en la suela de tus zapatos.

La gastronomía y el buen beber siempre han sido parte de la tradición asturiana. Lo llevamos en la sangre, en nuestras costas y nuestras montañas, y aunque otras cocinas nacionales puedan ser más famosas, los asturianos siempre hemos sabido que como aquí en ningún sitio. Desde el bollo preñao, el pitu de caleya con patatinas, los chipirones afogaos, el pixín frito, las fabes con almejas, los quesos de la tierra, las casadielles, el arroz con leche y, por supuesto, nuestra fabada asturiana universal. ¡Qué fartura!

Esta semana en Londres nos lo vino a recordar Graciela Blanco Rodríguez, viceconsejera de Turismo en Asturias, que visitaba Londres para presentar la "Cocina de Paisaje", y ¡cómo no!, nos lo contaba en un almuerzo en Hispania, restaurante puntero de Londres de otro asturiano de pro, Javier Fernández "Pachín" Hidalgo. El menú no podía ser más de casa: fritos de pixín, selección de quesos asturianos (Los Beyos, Afuega’l Pitu, Cabrales, Gamoneu, La Peral), croquetas de compango, salpicón de bogavante y rape, seguido de fabada de Prendes y como colofón arroz con leche; todo ello regado con sidra Pomarina, Valverán "20 manzanas", y vino Dominio del Urogallo. En resumidas cuentas, un festín de nuestra tierra preparado por el genial chef Marcos Morán que, además de trabajar en Hispania, es uno de los 70 embajadores de la "Cocina de Paisaje" de Asturias. Para el que no conociera nuestra gastronomía se fue del restaurante debidamente impresionado. Al menos es lo que me contaban los asistentes británicos que no conocían esta parte de España alejada de las islas y la costa andaluza tan de moda en estos lares.

En el evento también pudimos aprender del paraíso ecoturista que es Asturias, y entre otras cosas nos ofrecieron un tour con realidad virtual de la belleza del paisaje asturiano, "que ha sabido preservar su costa frente al ladrillo y el hormigón", según nos contaba Graciela Blanco, que sentados en la mesa me decía: "Julio, es que cuando se abre la ventana en Asturias todo lo que ves se puede comer".

Desde el primer día que llegué a Londres hace ya 30 años, siempre me afané en dar a conocer mi tierra verde y única, Paraíso Natural, que el turista británico desconoce, enfrascados como están en el tópico de "sol y playa" de las costas andaluzas, el levante y nuestras bellas islas. Cuando yo les explicaba que había una zona de España, el norte en general y Asturias en particular, donde llovía tanto como en Gran Bretaña, donde al igual que ellos bebíamos sidra, tocábamos la gaita como los escoceses y componíamos música celta mejor que ellos, siempre me miraban con incredulidad. Eso era, hasta que les enseñaba fotos de Asturias con sus montañas y sus playas, sus paisajes verdes y cultura prerrománica. De repente se les abría la boca y me miraban extrañados: "It’s a paradise!". Yo asentía orgulloso con una sonrisa y les contestaba: "Shhh, it’s our secret".

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