Berbes (Ribadesella),

Patricia MARTÍNEZ

La historia de la localidad riosellana de Berbes está fuertemente ligada al espato flúor, la fluorita que se extraía en las minas Ana y Argüelles. Ambas explotaciones, que llegaron a reunir un centenar de puestos de trabajo, están hoy cerradas y la población mermada a la mitad.

«La mina estaba en el alto del pueblo, cayendo hacia Vega», recuerda el alcalde pedáneo, Eduardo Cifra. De aquel pasado minero quedan los lavaderos que están en la vecina localidad de Torre, adonde ahora llevan el espato de Gobiendes, en Colunga, que aún tiene explotaciones abiertas de galería.

«Mina Ana», la que continúa activa en Torre, estaba en la parte alta, y en la baja se encontraba la planta de flotación de «Mina Argüelles», donde se separaban los minerales. Ambas cerraron hace unas tres décadas, aunque la primera quedó abierta como cantera y cerró hará diez años. El alcalde pedáneo rememora cómo la segunda se «se hundió y se mataron un montón de mineros».

También había vecinos de Berbes empleados en las minas de Caravia y cuando todas estas explotaciones cerraron «quedó mucha gente al paro, más de medio pueblo», recuerda Cifra, quien calcula que, «si había cien vecinos, por lo menos cincuenta. Trabajaba casi todo el pueblo en la mina». En total, entre las dos explotaciones de Berbes, estima que pudo llegar a haber cien trabajadores en este sector. El cierre llevó a la emigración forzosa y «muchos se marcharon para Gijón y Oviedo, de aquella todavía había trabajo». Hoy, estas personas tienen su casa en Berbes y «vienen fines de semana, muchos se jubilan, por eso en verano este pueblo está a tope de gente», añade. La localidad riosellana tiene en marcha varios proyectos. El Ayuntamiento de Ribadesella comenzó ayer las obras para construir un parque infantil y «en los próximos días empezará la restauración del lavadero que está en ruinas». Se trata, según describe el alcalde pedáneo, de «un lavadero de los típicos de los pueblos, donde iban las mujeres a lavar». Está en el barrio de El Parapeto y tienen otro ya restaurado en el de La Oliva, donde ahora se construirá el parque de juegos infantil. Los otros barrios de Berbes son El Carril y El Cuetu y juntos reúnen unas cien casas, de las que están abiertas de continuo la mitad aproximada, aunque el resto se habita en fines de semana y verano. El alcalde pedáneo explica que en el pueblo están «pendientes también de pavimentar unas calles, esperemos que sea pronto», añade. Berbes está a unos nueve kilómetros de la capital riosellana y limita al oeste con el municipio de Caravia, con Torre y Vega por el este y con la sierra del Sueve por el sur. En esta misma dirección se construyó, hace unos quince o veinte años, el campo de golf «La Rasa de Berbes».

El campo ha ampliado sus instalaciones y se ha convertido en un referente en la comarca. Cifra explica que «los fines de semana viene mucha gente, pero sube y queda arriba porque allí tienen restaurante y cafetería. Vienen, juegan y marchan; siempre hay alguno que baja al bar del pueblo, pero lo mínimo».

Otro de los atractivos de Berbes es la playa, ubicada junto a la de Vega pero que pocos nombran como tal. «Corresponde una parte a Berbes y otra a Vega. Aunque siempre se dice "la playa de Vega", es la misma», recuerda. El río Acebo es el que separa ambas localidades y también las partes del arenal.

Cifra apunta que esta playa, una de las más frecuentadas de la comarca en verano, «tiene un acceso por aquí bueno, pero está sin asfaltar» y les gustaría que se arreglara, aunque reconoce que «es complicado, porque hace falta dinero». Algo parecido sucede con otro espacio costero, El Portiellu, un pedrero en el que se había proyectado un área recreativa que se quedó estancada.

El Ayuntamiento de Ribadesella solicitó en 2008 al Gobierno del Principado su recuperación, ya que está afectado por la mina de espato flúor a cielo abierto, hoy abandonada y de la que aún permanece maquinaria y material acumulado.