Ribadesella, P. MARTÍNEZ

Gracias a Emmy Klimsch y a que le recomendaron pasar una temporada en Ribadesella para recuperarse de su enfermedad, los amantes de la historia local pueden disfrutar ahora de una colección de imágenes inéditas tomadas en la segunda década del siglo XX. La editorial «Temporae» ha publicado, en colaboración con la asociación «Amigos de Ribadesella», un libro con las imágenes, acompañadas de textos explicativos y notas de la joven. Juan Zozaya heredó la colección de imágenes y su mujer, Karim Taylhardat, gestionó la publicación.

Este tesoro gráfico, prologado por el historiador local Juan José Pérez Valle, será el volumen que el colectivo cultural riosellano entregará este año a sus socios tras la celebración de la Fiesta de Les Piragues y que presentará, con la presencia de Taylhardat, el sábado 27 de julio.

Las fotografías yacían en cajas junto al visor estereoscópico, un aparato óptico en el que, mirando con ambos ojos, se ven dos imágenes de un objeto. Al fundirse en una, producen una sensación de relieve por estar tomadas con un ángulo diferente para cada ojo.

De nacionalidad alemana y amante de la fotografía, Klimsch se trasladó al chalé que un banquero español le había alquilado a la Marquesa de Argüelles en el arenal de Santa Marina. Los paseos que daba en compañía de su perro sirvieron a la joven para capturar con su cámara instantes que los riosellanos nunca habían podido ver.

Un centenar de fotografías que «complementan el acervo cultural de Ribadesella», como destaca el secretario de la asociación local, Alejandro Barrero, pues abarcan una época que en el municipio no estaba documentada gráficamente. Barrero encomió el «gran trabajo» de la editorial a la hora de limpiar los originales, hechos sobre clichés de cristal, para pasarlos a papel. La plaza de la iglesia, un bergantín en las inmediaciones de la playa y el arenal visto desde una perspectiva privilegiada, la del «Llanu la horca», están entre la herencia gráfica de Klimsch, que sale en muchas de las instantáneas.

En las fotos, que pronto cumplirán un siglo, aparecen con frecuencia construcciones que ya no existen, como el balneario de Santa Marina, y espacios diáfanos que ahora están construidos.