En determinadas épocas del año, en la localidad parraguesa de Degu es más fácil encontrar turistas que vecinos. Con apenas diez habitantes habituales, hace una década que se abrió la primera casa rural y hoy se cuentan cinco en los diferentes barrios. Son El Jornu, Sayeri, El Pipón, El Escalar, La Ensertal y El Joyu y sus vecinos cambiaron la agricultura y la ganadería por el turismo.
Degu avanza, también como otros pueblos, hacia la despoblación, pues según los datos del cronista oficial de Parres, Francisco Rozada, en 1970 tenía 72 habitantes y una década después, en 1981, eran 39, una cifra que ha menguado hasta la decena de la actualidad.
Ubicado a la vera del río Sella, Rozada apunta que "la terminación de su topónimo '-ego' es celta, al igual que 'Hue' ", que quiere decir "lugar húmedo". El cronista parragués ha encontrado este topónimo en los archivos "en todas las variantes imaginables, a gusto del escribano de turno: Dego, Degu, Huera de Dego, Huera Degu y Güera de Degu".
Como también sucede en Aballe, los vecinos de esta localidad tienen Cangas de Onís como población de referencia, pues de Arriondas les separan 8,5 kilómetros y de aquella sólo 2,4. Al Ayuntamiento parragués acuden a trámites administrativos y lo hacen por la carretera que construyeron "hace unos 25 años, por lo menos, cuando hicieron la concentración parcelaria", relata Francisco González.
El vecino apunta que, aunque son muchos los pescadores que frecuentan el río Sella a esta altura, en el pueblo no ha habido mucha afición a este deporte. González sí recuerda cuando por allí pasó el dictador Francisco Franco en la década de los cincuenta cuando venía de la vecina Aballe.
La localidad celebra el 2 de agosto la fiesta de la Reina de los Ángeles en la iglesia parroquial, construida a finales del siglo XIX. De aquel tiempo, del año 1886, data el edicto que emitió el Obispado de Oviedo para crear la parroquia de San Pedro de Dego, en la que también se incluyeron Aballe, Colláu l'Andrín y Santianes de Tornín. Hasta ese momento, estos pueblos dependían eclesiásticamente de Cangas aunque la Administración ya la tenían en Parres, relata Rozada.
El cronista destaca a algunos vecinos de Degu que pasaron a los anales de la historia local, como "Domingo de la Molleda, que en 1702 era un reconocido alcalde de la Santa Hermandad, un grupo de gente armada y pagada por los concejos para perseguir a los criminales". Además, de 1710 a 1711 fueron alcaldes de la Santa Hermandad Pedro Calleja y Juan Orio Llera, y Domingo de la Vega Feliz, también de Degu, fue procurador general. Ya en 1740 era alcalde "por el Estado Noble de Huera de Dego" Domingo Antonio Pérez Calderón, que fue capitán de fragata y director de pilotos de la Real Armada.
