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Una vaca, ayer, en la península de Borizu.RAMÓN DÍAZ

Borizu, joya solitaria

La espectacular península llanisca, recién adquirida por un matrimonio extranjero, permanecía ayer ocupada únicamente por las reses de un ganadero de Porrúa

"Ojalá la venta de Borizu sirva para que rehabiliten los edificios y hagan algo guapo, porque es un lugar precioso", señaló Emilio Santoveña, vecino de la villa de Llanes que ayer, como casi a diario, fue dar una vuelta hasta Celoriu, donde tiene sus raíces familiares. El llanisco ha ido algunas veces a pescar o a pasear a la península celoriana de Borizu, una espectacular propiedad de 90.000 metros cuadrados, que su anterior dueño, el empresario ovetense Alberto Delgado, acaba de vender a un matrimonio de prejubilados integrado por un neozelandés y una británica.

Esta "joya" del Cantábrico, que incluye playas, acantilados, cuevas submarinas y praderías de enorme belleza y que está rodeada de arenales e islas, estuvo durante la tarde de ayer "libre" de seres humanos. Ni paseantes, ni pescadores, ni por supuesto bañistas (mal tiempo, mala mar). Sólo las reses de un vecino de Porrúa, como es habitual, ocupaban la península llanisca, plató en varias ocasiones de rodajes cinematográficos y escenario en el que el célebre bandolero Bernabé Ruenes Santoveña, "Nabé", protagonizó una de sus más sonadas correrías, al secuestrar al hijo del que entonces era dueño de Borizu, Tomás Vázquez-Azpiri.

Un cartel situado en el muro de entrada a Borizu indica que se trata de una propiedad privada. Lo es, pero el empeño del que fuera uno de sus dueños, el empresario catalán Luis Prat, por cerrarla a cal y canto no fue posible. Porque parte de la península forma parte de la zona de servidumbre de Costas, así que debe haber paso franco por el borde costero. Los caminantes pueden entrar en Borizu por un estrecho acceso peatonal situado a la izquierda de la entrada. Siguiendo por los restos de la carretera que en su día mandó construir Prat se llega a la zona en la que se ubican los edificios existentes, protegidos con alambre de espino y donde, de nuevo, un cartel deja bien claro que es un lugar "privado".

Borizu cuenta con tres edificaciones: la vivienda principal, de 245 metros cuadrados; la casa de invitados, de 65 metros, y una cabaña, de 105 metros. Todo ello está en ruinas, pero se puede rehabilitar. Precisamente las intenciones de los nuevos dueños de Borizu son reconstruir los inmuebles y pasar allí temporadas durante los meses de verano. La ley de Costas impide cualquier aumento de volumen de los edificios existentes, pero sí permite, por ejemplo, la construcción de todo tipo de instalaciones deportivas, como canchas de tenis o de pádel y piscinas.

Muy cerca de los edificios, pero al otro lado de la península está la playa de La Tayada, de finísima y blanca arena, lo mismo que las dos que flanquean la propiedad, Troenzo y Borizu.

Más allá de la zona en la que se sitúan los edificios -detrás de los cuales hay un mirador con asientos y una mesa de piedra desde el que se domina, Celoriu, toda la costa oriental de Asturias y la sierra del Cuera- pueden tomarse dos caminos. Por la derecha se avanza hacia La Olla, con impresionantes acantilados verticales, que se levantan decenas de metros de altura sobre el mar, donde el cineasta Gonzalo Suárez grabó escenas de películas como "Aoom" y "El genio tranquilo". Por a la izquierda se llega hasta la famosísima "cara de Cristo" -una de las más típicas imágenes de Llanes-, tomada por primera vez por el fotógrafo José Antonio García Sánchez, "Pepe", en el año 1954, y que surge de la superposición de un acantilado y una isla situada justo detrás. Más allá, el Cantábrico.

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