El Ayuntamiento de Llanes, mediante la publicación de un bando, ha hecho público que los dueños de pastores eléctricos que los deslicen por caminos rurales de una finca a otra están obligados a soterrarlos, como mínimo, a una profundidad de treinta centímetros, para evitar que puedan provocar descargas a los viandantes. Desde el Consistorio llanisco hacen saber también que la instalación de estos pastores eléctricos debe retranquearse del camino por razones de seguridad.

El pasado 2 de enero un accidente con un pastor eléctrico pelado que atravesaba un camino público hirió de gravedad a Juan Carlos González, vecino de la localidad de Porrúa. Éste iba a caballo cuando el animal pisó el cable y recibió una descarga de más de 12.000 voltios levantándose de manos y pegando con la cabeza un tremendo golpe en el ojo izquierdo al jinete, que le produjo una fractura del suelo orbital y desplazamiento del globo ocular. González denunció los hechos ante la Guardia Civil y puso en conocimiento del Ayuntamiento de Llanes lo ocurrido.

"O se pone fin a esta situación o va a ocurrir una desgracia", dijo tras el accidente que casi le cuenta la pérdida del ojo izquierdo.