Berta Ordiz García es filóloga, feminista y profesora de Secundaria. El viernes 10 impartirá un taller de lenguaje inclusivo en Ribadesella, actividad organizada por Pueblu por el Día Internacional de la Mujer. Será a las 19.30 horas en la Casa de Cultura.

-¿Por qué es importante utilizar un lenguaje inclusivo, que incluya a hombres y mujeres?

-Es un aspecto más de la igualdad y no poco importante, además. Estamos invisibilizadas y excluidas en el lenguaje y muchas veces cuando se nos visibiliza es con connotaciones peyorativas. Hay cantidad de sustantivos y adjetivos que asociados a lo femenino tienen connotación negativa. No es lo mismo un cualquiera que una cualquiera y un problema fácil no es lo mismo que una mujer fácil. Es un ejemplo de adjetivos que, asociados a la mujer, la convierten en puta. De hecho hay ciento y pico entradas recogidas en el diccionario que significan puta. ¿Esto no va contra la economía del lenguaje?.

-Esa es una de las justificaciones que esgrimen quienes no quieren emplear las formas masculino y femenina al mismo tiempo, ¿qué opina?

-No es una norma sacrosanta y en el propio lenguaje se contradice, por ejemplo con los pronombres personales de sujeto. En "nosotros vamos" la propia terminación del verbo ya nos informa de quién estamos hablando. Nadie se cuestiona que esto contradice la norma de la economía del lenguaje, nadie los pone en cuestión, pero sin embargo son redundantes.

-¿Un lenguaje no es inclusivo si no menciona siempre "los" y "las"?

-Depende. Unas veces sí tendremos que citar a los dos géneros. No es lo mismo decir "todos los hombres" que "todos los hombres y todas las mujeres". Estamos evidenciando, sacando algo a la luz. Hay quien piensa que solamente consiste en la repetición de los y las, pero hay muchísimos más recursos y el taller de Ribadesella trata de trabajar esas estrategias.

-¿Puede citar algunas?

-Por ejemplo en lugar de utilizar "el que o los que", podemos utilizar quién o quienes. El que solicite una beca, quien solicite una beca. Podemos utilizar también los nombres colectivos como por ejemplo el alumnado y el público. También podemos utilizar nombres abstractos, en lugar de los científicos, la ciencia. Utilizo un lenguaje inclusivo y no me estás oyendo constantemente emplear el masculino y femenino. Utilizo otros recursos que son inclusivos y no sobrecargan el lenguaje. Porque las mujeres matan a alguien, pero mueren cuando son asesinadas.

-¿Y las alternativas como la equis, la arroba o la barra?

-Se utilizan sobre todo en la lengua escrita. Se nos reprocha el uso de esos signos, pero los vemos en cualquier texto de cualquier libro. Son paréntesis, corchetes, barras, símbolos con los que la propia lengua escrita ya contaba. Están presentes desde hace mucho tiempo, pero con otros significados. Parece que molesta que los usemos para referir al género femenino o para englobar, pero también puede dar la impresión de que las que molestamos somos las mujeres, no los signos.

-¿Cuál es el origen de la exclusión lingüística que denuncian?

-Nuestra lengua es androcéntrica y es sexista, como lo es la sociedad. Es una lengua románica, heredada del latín, que también nació en una sociedad androcéntrica y sexista. La mujer en la sociedad latina clásica fuera del hogar, en el ámbito social y político, no pintaba nada. Ese sistema binario de género fue heredado de las lenguas románicas, haciendo además del masculino el genérico universal. Ahora tratamos de reaccionar para hacernos visibles en el lenguaje. Pero estamos utilizando el castellano, no inventando un idioma nuevo. Estamos movilizando recursos que tenemos en estado de letargo.