Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un burro recibe los cuidados de Marleen Verhoef y de un voluntario danés. En el centro, voluntarios cortan zanahorias para los equinos. A la derecha, Simone acaricia a un asno.C. CORTE

Arobes mima a los burros

La holandesa Marleen Verhoef busca financiación para renovar la techumbre de la cuadra del pueblo parragués donde refugia a más de treinta equinos

Los burros llevan una década viviendo a cuerpo de rey en Arobes. Lo hacen gracias a la iniciativa de la profesora Marleen Verhoef, que tras la jubilación decidió abandonar su Holanda natal para montar en la localidad parraguesa una asociación protectora que permitiera a los asnos vivir sus últimos días de forma digna.

En las ocho hectáreas con las que cuenta este santuario animal corren en libertad más de treinta burros y tres caballos a los que sus dueños no querían por viejos. Nueve voluntarios provenientes de Portugal, Alemania, Polonia y Dinamarca dan estos días cobijo, cariño y atención médica a la manada, que precisa de un nuevo techo para su cuadra.

"El actual tiene filtraciones por las que entran la lluvia y viento. Un burro nunca debe estar sin cobijo porque no tienen grasa en el lomo y el agua le cala, causando problemas y hongos en su piel o gripe", explica Verhoef, que financia la protectora con su pensión, las donaciones -se puede colaborar en www.paraisodelburro.org- y los bombones de chocolate que los voluntarios venden en el mercáu de Cabranes y a los que han bautizado como "caca de burro". El mantenimiento de cada animal, incluyendo el servicio de dentista y de herrador para arreglo de cascos, alcanza los 600 euros por burro al año.

La fundadora del Paraíso del Burro conoce la vida de cada ejemplar, como la de su último inquilino, "Pelayo", que quedó desatendido en Villaviciosa cuando su dueño tuvo que ingresar en una residencia por problemas de salud y que se incorporó a la manada la semana pasada. Y Verhoef no tiene problema en contarles todo a quienes se quieran acercar a su finca de Arobes en las jornadas de puertas abiertas que prepara cada dos meses. La próxima será el primer fin de semana de junio y para agosto organiza incluso un concierto de música en vivo.

Para que niños y mayores tengan mayor conocimiento de los equinos, Verhoef tiene preparado un "Burroquizz", un juego en el que los participantes tienen que recorrer la finca dando respuesta a veinte preguntas y acabando con falsos mitos. "Mucha gente no sabe que no es bueno dejar que pasten más de nueve horas al día, pues la hierba verde les causa problemas en los cascos y es mejor que coman forraje y paja de cebada. Pan duro, muy poco", advierte. Más: los burros no pueden estar amarrados, son animales que se mueven mucho y que deben vivir en grupos. "Un burrín solo es un burrín triste", señalan la voluntaria alemana Simone, que se enteró del proyecto por una web de workaway y no dudó en participar.

Entre los proyectos futuros de la protectora está la puesta en marcha de talleres de terapia asistida con animales para personas con ciertas discapacidades. "Los burros son nobles, no muerden ni dan coces si no es en defensa propia y, al contrario de lo que se piensa, son muy inteligentes, por eso creemos que tendría muchos beneficios", concluyen.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.