Relojes, un manicomio -en la foto-, una granja de gallinas, un barco de vapor llegado desde Nueva Orleans y hasta los 101 dámatas acudieron ayer al Carnaval de Ribadesella, donde la lluvia hizo un parón y permitió disfrutar a los asistentes del colorido y la alegría de todos los que participaron en la fiesta. El desfile salió desde la plaza de abastos y la divertida comparsa recorrió las principales calles de la villa acompañada por la música constante, informa C. M.