"Muchos turistas vienen buscando el tercer lago de Covadonga porque oyeron hablar de él, pero cuando está seco ni se enteran de que están pasando por el lugar en el que se forma", cuentan los lugareños. Pero este año los que llegan a ver el Bricial están de enhorabuena. Este lago es uno de esos acontecimientos extraños y hermosos de la naturaleza, una belleza efímera que se forma en la montaña de Covadonga, en plenos Picos de Europa, al pie del Picu Bricial cuando la nieve de los montes a su alrededor se derrite. Sólo puede verse en momentos muy concretos del año, cuando las altas temperaturas llegan para derretir la nieve, y por eso son pocos los excursionistas que tienen la suerte de disfrutar de este paisaje.
Desde hace unas semanas, así sucede. Pero hay que apurarse para disfrutarlo. De hecho, según cuenta el alcalde de Cangas de Onís, José Manuel González, "dura muy poquitín y hacía un par de años que no se formaba". Ahora mismo se encuentra ya casi desaparecido, pero el regidor confía en que pueda volver a formarse porque "anuncian otra vez nieve y todavía queda algo en los montes".
Y si solo con la vista del lago ya merece la pena el paseo, si encima se tiene la suerte de ver su cascada, conocida como La Meona, entonces uno puede considerarse verdaderamente afortunado. "Hay días en que si se va muy temprano puede ser que la cascada no esté. Pero al mediodía se forma un salto de agua tremendo porque dio tiempo a que el sol calentara y empezara a derretir la nieve", cuenta Fernando Moro, un gran conocedor de la zona.
Además, Moro da un truco a los turistas para saber si se van a encontrar con el lago o no antes de subir. "El Bricial acaba decantando en el río Dobra: si el Dobra va muy fuerte, entonces lo hay".
Los únicos que están contentos cuando no se forma el Bricial son los animales, ya que cuando el lago está seco "es una majada donde siempre hubo pastores", dice el regidor de pastos cangués, José Antonio García.
