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Provisiones de altura para el Urriellu

El refugio al pie del Naranjo de Bulnes se prepara para el verano con 20.000 kilos de comida, bebida y material transportados en helicóptero

El helicóptero llevando las provisiones al Urriellu. TOMÁS FERNÁNDEZ LÓPEZ

En el refugio de la Vega del Urriellu -y en otros de los Picos de Europa- se viven días de frenética actividad. El porteo de las provisiones en helicóptero para todo el verano mantiene el vilo a los tres guardas habituales y a las tres personas que refuerzan el servicio en este lugar durante el estío. Todos ellos redoblan esfuerzos con la ayuda de varios voluntarios y familiares, con el objetivo de dar el mejor servicio y prepararlo todo de cara a la temporada alta que se avecina.

Ayer el helicóptero completó, en varios viajes, el traslado del material desde Pandébano, lugar donde hace días aguardaba la monumental carga. Cada viaje tuvo una duración aproximada de unos tres minutos. La vuelta sirvió para bajar la basura acumulada durante el invierno, depositada en recipientes especiales. Nada esta sujeto a la improvisación. En total se estima que han podido subir cerca de 20.000 kilos. La niebla impidió, que el material se portease en jornadas previas.

Para Tomás Fernández López, Íñigo Garmilla y Sergio González, los guardas del refugio, es la época de mayor estrés y carga de trabajo del año. Los tres reciben la ayuda, durante los cuatro meses de verano, de Juan Mier, Melchor Lobeto y María Garmilla. Todos a una para dar el mejor servicio.

Botes de bebida, bidones de gasoil, peles para la caldera y alimentos no perecederos componen el grueso de los materiales que se suben hasta los pies de la emblemática cumbre cabraliega. También suben verduras y carne, aunque en menor medida, pues los congeladores que tienen, al cargarse con paneles solares, no tienen la suficiente potencia para conservar en las mejores condiciones estos alimentos. A partir de ahora, de lunes a viernes, suben mulos hasta la vega del Urriellu con pan u verduras.

Las noventa y seis plazas del refugio, en literas, estarán llenas durante varios días del verano. Estos días ya ha comenzado la actividad fuerte con la presencia de catorce profesionales de la Escuela Militar de Jaca de alta montaña y operaciones especiales.

"Hasta Pandébano llevamos las provisiones en pequeños camiones y en nuestros propios coches y remolques", explica Íñigo Garmilla. Son ellos mismos los que meten el material en bolsas de big bag que luego el helicóptero carga. "La temporada no fue buena en primavera por culpa del tiempo. Queda mucha nieve por arriba lo que hace que apenas venga gente desde Fuente Dé como es habitual en esta época del año", dice.

Tomás Fernández López asegura que "la montaña es muy bonita, pero no es tan idílica como parece. Aquí estamos trabajando, no estamos de vacaciones. Son días complicados", manifestaba a primera hora de ayer mientras preparaba todo para la llegada "del pájaro" con los porteos. A los militares de Jaca se une la presencia de montañeros extranjeros y trabajos no esperados como, por ejemplo, la intervención que tuvieron que llevar a cabo el martes para poner a salvo a un padre y a su hijo de 12 años, a quienes pilló por sorpresa la tormenta de granizo y sufrieron una hipotermia.

"La zona de Pandébano es más compleja para el porteo que, por ejemplo, la de Fuente De y Potes, donde al estar en la cara sur de los Picos de Europa, hay menos concentración de nubes. Aquí tenemos la costa y el mar enfrente. Eso nos perjudica por la humedad, el calor y demás. Es más complejo", explica Tomás Fernández.

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