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El Cantábrico borra al dinosaurio en Ribadesella

Los especialistas advierten del progresivo, natural e imparable deterioro del yacimiento de Tereñes, con gran tirón turístico

Arriba, Laura Piñuela explica a los visitantes la riqueza de la zona; sobre estas líneas, un detalle. CRISTINA MURUZÁBAL

"El yacimiento de huellas de dinosaurios de Tereñes tiene importancia a nivel mundial". Laura Piñuela, integrante del equipo de investigadores del Museo del Jurásico de Asturias (Muja), está al frente de las visitas guiadas por los acantilados de la localidad riosellana, en los que se puede encontrar un buen número de huellas fosilizadas de estos animales que datan de hace 154 millones de años, en la época del Jurásico.

En la visita -uno de los recursos turísticos con más tirón de la zona-, Piñuela explicó que a lo largo de esta época histórica, el paisaje de lo que hoy es el Principado cambió enormemente y, al retirarse el mar, surgieron los restos y rastros que estos enormes habitantes de la tierra dejaron atrás tras la extinción de la mayor parte de ellos.

Así, en el Muja pueden encontrarse unas 600 huellas, lo que hace de esta colección "la primera de Europa y la tercera del mundo". Pero no es la cantidad lo que hace que la colección de huellas asturiana sea tan importante. "El Jurásico de Asturias se conoce por la variedad de las huellas y por su buena conservación", explica Piñuela.

Eso sí, no todo son buenas noticias para este yacimiento, que ya hace unos tres años perdió un rastro importante de pisadas de ornitópodos.

"Había unas cuantas y se veían muy bien, era un yacimiento muy importante pero un día acudimos y ya no estaba, había desaparecido, se lo había llevado la mar tras un temporal", lamenta Piñuela. Y es que, ningún rastro está a salvo de la fuerza del Cantábrico, ni de la erosión que este provoca en las rocas. De hecho, aunque sin poner una fecha en el calendario, estos yacimientos están condenados a desaparecer porque no hay forma actualmente en Asturias de protegerlos de la fuerza de la naturaleza. "Es increíble lo que el mar puede hacer, y es inevitable, porque cualquier elemento de protección que se pudiera poner también se lo tragaría", opina.

De ahí que la labor del MUJA, además de investigadora, es también la de conservar tantos restos como le sea posible. Una forma de que nunca se olvide a los habitantes que poblaron Asturias millones de años antes que el ser humano actual.

Además, yacimientos como el de Tereñes han contribuido a que el nombre de Asturias esté asociado al de los dinosaurios. Allí, en los acantilados, se encuentra una de las mayores joyas a nivel mundial de estos rastros: una huella de estegosaurio en buen estado de conservación, una de las pocas que se conoce en todo el mundo. "Es muy difícil encontrar este tipo de huellas y en Asturias hay otras dos", explica Piñuela, quien cree que la escasez de pisadas de este tipo de dinosaurio no se debe tanto a que no las haya sino a que "por estar mal conservadas, es probable que se estén confundiendo con huellas de saurópodos", un problema que no existe en caso de la huella riosellana. Además de este rastro, en los acantilados de Tereñes también destacan cuatro huellas de ornitópodos y una de terópoco, mucha variedad en poco espacio, si se sabe dónde mirar.

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