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"La avellana da muchísimo trabajo", dice la ganadora del 47.º Festival de Infiesto

"Cogí los frutos uno a uno, los puse a secar y cada noche los retiraba para que no les entrase humedad", explica Candy Priede, de Amieva

Candy Priede, mostrando las avellanas ganadoras del festival de Infiesto en su finca de Vega de Pervís, en Amieva, ayer. CRISTINA CORTE

La "superavellana" de Asturias se cosecha en Amieva. Allí vive Candy Priede González, que el domingo se alzó con el premio a mejor calidad en el 76.º Festival que Infiesto dedica a este fruto. Priede sólo cuenta con dos avellanos en su finca, junto a la carretera de la Vega de Pervís, pero fueron más que suficientes para proporcionarle una victoria rotunda que aún le cuesta asimilar. "Casi no me lo creo, pero estoy contentísima", asegura. Y es que en los últimos años el galardón siempre recayó en cosecheros piloñeses.

Los dos avellanos de Priede fueron una herencia recibida de su suegro, el artesano de la madera Carlos Aguilera. Fue él quien la animó a participar por primera vez en la cita avellanera en 2012 con el fin de dar salida a los treinta kilos anuales de fruto que recogía y que nadie consumía en casa.

Si bien el fallecimiento de Aguilera a escasos días de que se celebrara el festival truncó la participación de la mujer, la amievense decidió volver a inscribirse en la edición 2013 a modo de homenaje a su suegro. "Desde entonces no fallé ningún año a la prueba, con excepción de 2016, en el que casi no hubo cosecha", resalta.

La ganadora del festival de Infiesto atribuye al buen clima de Amieva la victoria de este año. "Yo no hice nada especial. La verdad es que ni podo los árboles porque no tengo conocimientos sobre los cuidados que requieren", señala Priede, que ve conveniente poner en marcha cursos de manejo del avellano.

Lo que sí hizo fue recolectar una a una las avellanas a finales de agosto y ponerlas a secar al sol cada tarde. "Por las noches las recogía para que no les entrara humedad", indica.

La cosechera reconoce que el triunfo en el festival piloñés "motiva mucho" y por eso no descarta ampliar la plantación en el futuro. "A lo mejor me animo a limpiar los llanos de alguna finca familiar para poner algún avellano, pero como hobby, no para dedicarme a ello de forma profesional", indica.

Priede, que también planta maíz, pimientos y fabes junto a su casa de la Vega de Pervís, resalta que la venta de avellanas supone un importante complemento para la economía familiar, "pero no da para vivir de ello". "Yo soy natural de Pen y por la zona siempe hubo mucha afición a pañarlas, pero dan muchísimo trabajo. Por eso, mis hijas, Claudia y Clara, no están por la labor de seguir la tradición ", resume esta vecina de 58 años de edad. Pese a que el precio del kilo ascendió en esta edición del festival de Infiesto hasta los siete euros, la ganadora acabó su género en menos de dos horas el domingo. "Cuando se supo mi victoria, la gente venía al puesto para llevarse unas pocas, pero no me quedaban", lamenta,

De cara al año que viene, la cosechera planea participar también en el concurso de repostería del festival de la avellana de Infiesto. "Es un fruto con muchas propiedades y muy agredecido", indica.

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