Después de trece años jugando en la Deportiva Piloñesa, al gijonés Héctor Santos, "Teo", no se le ocurría un sitio mejor que el campo de La Cueva para pedirle matrimonio a su chica, la madrileña Carla Urech.

Aprovechando que el encuentro del pasado domingo -contra el Unión Comercial C.F.- era el último de la temporada que el equipo piloñés jugaba en casa, se decidió a dar el paso.

Lo primero fue convencer a la novia, enfermera de profesión, para que bajara al terreno de juego antes de que diera comienzo el partido. Había que improvisar algo. "Le dijimos como falsa excusa que era probable que me retirara del fútbol y que me hacía ilusión tener una foto familiar para el recuerdo", apunta Santos, que desde hace más de un lustro también ejerce como capitán de la Deportiva Piloñesa.

En cuanto su pareja puso un pie en el campo, el futbolista se arrodilló, anillo en mano, para hacerle la proposición, al más puro estilo de película. En ese instante, el resto de jugadores del equipo sacaron por sorpresa una pancarta de grandes dimensiones en la que podía leerse "Carla, ¿te quieres casar conmigo?". La respuesta no se hizo esperar: fue un "sí" rotundo, sellado con un beso y un buen achuchón. Desde la grada empezaron a a llover entonces confeti y aplausos, que se prolongaron durante varios minutos.

Santos, que trabaja como auxiliar de enfermería en una residencia de mayores, contó con la complicidad de Valeria, la hija pequeña de Carla, para llevar a cabo la pedida de mano. "Tiene once años y fue la primera persona con quien hablé del tema. Al recibir su visto bueno nos pusimos hace cosa de un mes a prepararlo todo. Casi estaba más nerviosa ella que yo en el momento de la pedida", asegura el capitán de la Deportiva Piloñesa, de 34 años de edad. Llevar el plan en secreto no les fue fácil: "Carla es un poco cotilla; al ver que hacía tantas llamadas los días previos empezó a sospechar que algo raro pasada y por poco me encuentra el anillo", relata el futuro marido, que hasta los dieciocho años de edad había jugado en las filas del Arenal de Gijón.

Respecto al lugar elegido para la petición matrimonial, Santos asegura que desde el principio tuvo claro que quería que fuese el campo del club Deportiva Piloñesa, que compite en la categoría de Primera Regional tras su ascenso en la temporada 2017/18, obtenido en la fase de play-off. "Son tantos años jugando aquí que me siento como en casa porque la acogida de la afición siempre es muy buena", resume.

La previsión es la de que la pareja pase por el altar el próximo año, en una fecha y ubicación aún por concretar. "Tenemos que ir cerrando todos los detalles, pero para poner la guinda no descartamos que por proximidad la boda se celebre en el santuario de la Cueva o incluso los amigos proponen que sea en el propio campo de fútbol si nos dejan", adelantaba el centrocampista.

La emoción por obtener el "sí, quiero" hizo que la derrota contra el Unión Comercial (3-5) fuera el domingo un poco menos amarga para el capital de la Deportiva Piloñesa. La pareja pone con esta petición de mano pública el broche a año y medio de relación.