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"El Esmerillón" reabrirá a primeros de año la renovada piscifactoría de Infiesto

Finalizada la primera fase de la obra, la sociedad de pescadores seguirá con su programa de cría de trucha: "En dos años tendremos 300.000 alevines"

Antón Caldevilla. J. M. C.

La sociedad de pescadores "El Esmerillón" reabrirá a principios de año las antiguas instalaciones de la piscifactoría de Infiesto. Será cuando los truchas adultas, que son los ejemplares reproductores, finalicen el desove en el centro que gestionan en Romillo (Parres). Los peces desarrollan anualmente este proceso entre diciembre y enero. Una vez que hayan frezado, calculan que trasladarán a Piloña a unas 3.000 tuchas y los alevines se quedarán en Parres, donde así también tendrán más espacio.

El presidente de "El Esmerillón", Antón Caldevilla Pérez, confirma que ya han finalizado esta primera fase de recuperación de la antigua piscifactoría de Infiesto, cuyos trabajos han consistido en la limpieza, acondicionamiento y mejora de las instalaciones. Inicialmente pondrán en marcha siete balsas de tres metros de diámetro, pero prevén acometer más fases. Confían en que dentro de dos años puedan criar aquí unos 300.000 alevines. Es un trabajo muy importante que permite a "El Esmerillón" repoblar los ríos y este proyecto está pensado para la cría en cautividad de esta especie.

"Si no repobláramos, no habría peces en el río", asegura Antón Caldevilla, pues especies como la trucha se ven amenazadas, principalmente en los grandes ríos del oriente de la región, como el Piloña y el Sella. Depredadores como el cormorán han mermado de forma considerable la población de truchas en sus aguas; por eso insisten en pedir a la administración que actúe. "El cormorán está haciendo mucho daño", lamenta Antón Caldevilla. Este veterano pescador lo tiene claro: "yo no cambio especies autóctonas (trucha) por plagas de alóctonas, como el cormorán, que no tiene depredador". Estas aves comen "un mínimo de medio kilo de pescado al día" y "hay muchos" en las cuencas de los ríos del Oriente, sobre todo los principales y con mayor caudal.

Aunque la repoblaciones que realiza "El Esmerillón" son efectivas, como así se ha demostrado científicamente, apunta, ha reducido la población de peces por la influencia del cormorán, pues aunque los pescadores compensan sus capturas con repoblaciones, este ave no tiene piedad con las truchas. "Lo que dejamos nos lo comen", asegura. Así que no es de extrañar que, a veces, tengan la sensación de que su labor de cría y repoblación es "una fábrica de pienso para estos bichos". Además, Antón Caldevilla destaca que, precisamente, cuando regresan de criar en otras latitudes, a las que vuelan en primavera, es el momento más vulnerable para las truchas, pues coincide con su momento de desove.

Así todo, la sociedad de pescadores "El Esmerillón" sigue trabajando para "proteger la biodiversidad y riqueza de la fauna de los ríos del oriente de la región", con el Piloña y el Sella como estandartes.

Las antiguas instalaciones de la piscifactoria de Infiesto les permitirán seguir trabajando en su proyecto de repoblación y cría de la trucha, que ya desarrollan en su centro de Romillo. La vieja piscifactoría de Infiesto, que tanta fama le dio a la capital piloñesa, vuelve a abrir las puertas.

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