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La Protectora insta a "regalar con responsabilidad" animales por Reyes

Muchos cachorros que salen del centro piloñés estos días vuelven en 5 o 6 meses al crecer: "Los niños se dan cuenta de que no son juguetes"

Marcial González y Kim Deridder, con "Yanko". REP. E. S. R.

Cuenta Marcial González que muchos de los cachorros que salen de la protectora Animales de Oriente (Piloña) para ser regalados durante las fiestas de Navidad vuelven a la perrera " en cinco o seis meses después, cuando crecen". Los niños, de forma muy habitual, se piden en su carta a los Reyes Magos un perro. Y los padres, de manera muy frecuente, regalan un pequeño cachorro que tiene más pinta de peluche que de ser vivo. Pero lo es, vive, necesita cuidados, crece y es un ser vivo. Por eso, desde uno de los colectivos con más peso en la comarca quieren hacer hincapié en la necesidad de "regalar animales con responsabilidad".

En Animales de Oriente, detalla González, tienen ahora 35 perros, "y seguro que la mitad serán regalos de Navidad" que volverán "cuando los niños se den cuenta de que no son juguetes y los padres vean que tener un perro da un trabajo que hay que estar dispuesto a asumir". Y eso sucede pese a que "nosotros solemos mirar mucho a quién se dan los animales, jamás dejamos que lo adopte un niño". Pese a todo, "es inevitable".

Un animal, dice Marta del Valle, de la protectora de animales Huellas del Sella (Cangas de Onís) "nunca debería ser un regalo, sino una decisión sería tomada entre toda la familia". Las adopciones, los regalos en las fiestas navideñas, no pueden tomarse a la ligera, tanto es así que, apunta del Valle, "hay que pensar siempre en todo lo malo que también puede traer un perro y asegurarte que vas a poder asumirlo (destrozos si es un cachorro, tener que sacarlos cada poco llueva o nieve, saber qué sucederá con él te vas de viaje, si trabajas, si te mudas?". Un perro, avanza, "es para toda la vida y con todas las consecuencias". En el caso de que ese no sea el planteamiento, propone, "hay que pensarlo dos veces", no sólo por desprenderte del animal, sino por lo que supone un abandono para él. Según Marta del Valle, los perros abandonados, "tienen traumas, miedos, tristeza? y acaban deprimidos en el albergue al que son entregados" cuando quienes se lo pidieron ya no lo quieren.

Por eso, Marcial González propone que en lugar de una adopción completa se regale tiempo con los animales. Lo plantea mientras trabaja, colocando focos, en el espacio que ocupan algunos de los perros de la protectora en la que trabaja como voluntario, en Cayón. "Los sábados intentamos que la gente venga a pasear con los perros, mientras nosotros estamos aquí trabajando quien quiera puede coger un perro y sacarlo unas horas, cuidarlo y conocerlo", explica. De ese modo "si los padres se plantean regalar tiempo con los animales conseguiremos dos cosas, de un lado que el niño conozca al perro y los cuidados que este necesita, y que el perro, durante ese tiempo, esté disfrutando y socializando", explica.

No sería la primera vez que esto sucede, de hecho, cuenta González, "ahora mismo un grupo de chavales se ha llevado a 'Yanko' a la playa, y el otro día se lo llevaron al área recreativa de Cayón, es un perro mayor que encontramos hace un año con una cadena incrustada, y estos ratos le dan vida".

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