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Los pueblos acogen nuevas familias tras el covid: "Es una vida más saludable y real"

La familia Silva Mones se instala en Beleño a raíz del confinamiento y estrena el plan de repoblación municipal: "La ciudad nos generaba necesidades económicas que no tenemos"

Diego Silva y Adela Mones, con el pequeño Xoel, en San Juan de Beleño. EVA SAN ROMÁN

Apostaron por "una vida simple, con necesidades reales" y dejaron atrás la ciudad, el bullicio y la velocidad de una rutina que les estaba superando. No entraba en sus planes, pero acabaron empadronándose en el concejo de Ponga y son el ejemplo perfecto de la lucha de la regidora contra la despoblación del municipio.

Adela Mones Bayo y Diego Silva Bilbao decidieron dejar Gijón al inicio del confinamiento. "Nuestro hijo Xoel es muy activo y era impensable tenerlo encerrarlo 15 días en un piso sin salir para nada, así que casi con lo puesto decidimos ir a la casa de la familia de San Juan de Beleño", resume Mones. Fue un día antes de que se decretara el estado de alarma.

A ella la despidieron de su trabajo cuando pidió la reducción de jornada al ser madre en enero de 2019. Silva se quedó en la calle en octubre de ese año porque la empresa en la que trabajaba quebró. "Nos quedamos en paro", resume ella, que ahora estudia Educación Infantil. Irse al pueblo no era una opción tan descabellada.

"Con el paso de los días le propuse a Diego quedarnos", dice ella. "La ciudad nos generaba necesidades que no tenemos y ese sistema no es compatible ni con nuestra situación económica ni con nuestras expectativas de crianza".

En Beleño la vida discurre a otro ritmo. A Silva le ha salido un trabajo de informático como autónomo. Y Mones compatibiliza sus estudios con la crianza de Xoel. "Nos empadronamos", dice contenta, y para el pueblo "ha sido una alegría porque hay poca población y la que hay es muy mayor".

Xoel será un escolar más en San Juan de Beleño, para alegría de sus compañeros y la de sus padres. "Queríamos un colegio rural porque creemos que es una experiencia muy cercana al entorno, lo más individualizada posible, esta educación no está basada en el resultado sino en el proceso y eso hubiera sido más difícil tenerlo en Gijón", asume Mones.

Así que, "siendo esa una de las mejores maneras de criar al niño creo que vivir aquí será una experiencia enriquecedora para los tres, es un regalo que le podemos dar ahora a Xoel y si estamos bien aquí, si sobrevivimos, si estamos felices, aquí seguiremos".

Estar en el pueblo no significa aislarse. "En realidad, seguimos yendo a Gijón, a ver a la familia y a los amigos, tenemos coche, estar en un pueblo no es alejarte de la vida cotidiana, sólo es vivir con una calidad distinta".

En Beleño "nos han acogido de una forma maravillosa" y el cambio a la zona rural "es algo que recomendaría porque es una vida mucho más saludable y más real".

En esa lucha está la alcaldesa, Marta Alonso, que ha iniciado una campaña de captación de población para el municipio pongueto intentando demostrar precisamente lo que la familia Silva Mones representa, la calidad de vida y la estabilidad económica.

Xoel podrá recibir educación hasta su paso al instituto, sus padres podrán trabajar de forma presencial o telemática y la alimentación está garantizada con la llegada de camiones que venden casi a diario los productos necesarios.

La vida en el pueblo no solo es posible, sino que cada vez está más de moda.

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