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Caos permanente de turistas en Gulpiyuri: "Si podemos llegar a la playa en coche, se hace"

Cientos de visitantes abarrotan a diario el paraje protegido y los vehículos, pese a haber aparcamiento, se amontonan en la carretera

Coches aparcados en el entorno de Gulpiyuri. E. S. R.

Existe un aparcamiento que puede acoger varios cientos de vehículos a apenas cien metros del inicio del camino a la playa de Gulpiyuri (Llanes). Lo indican dos señales a la entrada de la senda costera que lleva al famoso rincón asturiano. También hay otra indicación que prohíbe el paso a al camino que va a la dolina protegida restringiendo sólo su uso a los vehículos agrícolas y ganaderos. Hay un circuito creado de entrada y otro de salida para evitar aglomeraciones. Pero a los miles de turistas que, cada día, llegan a contemplar el monumento natural, les da igual.

El caos, una vez más, reina en el entorno de Gulpiyuri. Los conductores no llegan al aparcamiento porque prefieren estacionar donde vean un hueco. Y eso supone dejar el coche en medio de un camino, en la senda costera o incluso en el arcén del carril de desaceleración de la autovía del Cantábrico. Hace unos días, un camión se quedó trancado en esta zona porque varios coches estacionados en los arcenes de la carretera y en el carril de acceso a la autovía impedían la maniobra del conductor del camión. Guardia Civil y Policía Local no dan abasto y, aunque sus multas son diarias, los turistas son distintos con lo que las infracciones se repiten.

"No vimos las señales de aparcamiento, intentamos acercarnos lo máximo a la playa", admiten José Enrique González, Gloria Hernández y su hija Rocío mientras disfrutan de Gulpiyuri. "Está mal señalizado", defienden en medio de una marea de turistas que llega desde el interior y desde el acantilado a un paraje "realmente espectacular" que, a juicio de estos zaragozanos, "no deberían restringir nunca porque la naturaleza es para que la disfrutemos todos".

En esa disyuntiva estaban Julián, Marta y Ároa Gómez. "Es difícil saber cuándo hay que dejar de admitir a gente en un lugar porque es complicado valorar si no todos podemos llegar hasta aquí a ver este monumento natural", decían. Ellos, como el resto, aparcaron en "un hueco" que vieron antes de llegar al aparcamiento destinado al efecto.

"Ya sabes cómo somos los españoles, si podemos llegar hasta la playa en coche, lo hacemos", bromeaban otros turistas mientras se sacaban fotos en un entorno que a unos agrada y a otros decepciona. "Me la esperaba más grande", le decía una chica a su pareja. "Y yo más verde", comentaba él. Pero el entorno de Gulpiyuri ya no está tan verde como suele estar en invierno. El verde de las praderas se ha ido desgastando y lo que antes era un sendero de varios centímetros por donde cabía una persona, ahora es un camino ancho por donde van varios grupos.

"Es un lugar estupendo, lo conocimos por internet y decidimos venir a visitarlo porque realmente merece la pena", aseguraban Pilar Sánchez y Marcelo Ruiz, recién llegados de Cantabria en una ruta que están haciendo por el Norte. "Decidimos subir para dejar Murcia y huir del calor y la masificación, pero realmente esto está siendo demasiado este año aquí, estamos alucinando con la cantidad de gente que hay en Asturias", decían mirando a su alrededor, viendo un hormiguero de personas deambular hasta la costa llanisca.

El entorno de Gulpiyuri, dicen los que trabajan por la zona, "es cada vez más visitado y en los últimos dos años la masificación es importante". No hay un cálculo estimado de los vehículos que puedan recorrer esta zona, ni mucho menos de las personas que se acercan a la playa. Lo que sí observan son decenas de atascos diarios en una zona en la que está prohibido estacionar, pero se estaciona sin importar ya no el daño medioambiental, sino el peligro en la seguridad vial que pueda producir.

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