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El quesero más joven de gamonéu: “Quiero criar a mis hijos en los Picos, que el lobo no me eche”

“No deseo vivir de ayudas ni de daños, sino de lo que los animales nos dan, pero esto se está yendo de las manos”, dice José Luis Alonso

Así fue la intervención en la Junta del quesero más joven de gamonéu: “No deseo vivir de ayudas ni de daños, sino de lo que los animales nos dan”

El quesero más joven de gamonéu: “Quiero criar a mis hijos en los Picos, que el lobo no me eche”

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El quesero más joven de gamonéu: “Quiero criar a mis hijos en los Picos, que el lobo no me eche” P. TAMARGO

“Yo quiero soluciones. Y tienen que ser ya. ¿Qué es que los lobos alimentan más familias que los animales que tengo yo? (...) Solo quiero que mis rebaños y los de mis compañeros estén libres, como estaban hace treinta y pico años. Había mucha más gente viviendo de esto. Y vivían. Y el futuro estaba fijo. Y ahora no hay nada. Ni futuro ni nada. Y es por una cosa: por el lobo y por la mala administración (...) Yo no quiero vivir de ayudas ni de daños. Quiero que me dejen vivir de lo que los animales nos dan sin que el lobo nos avasalle (...) Y poder formar una familia. Tengo ganado para vivir de él, tener un futuro. Y si algún día tengo hijos para poder criarlos (...)”.

Son las palabras de José Luis Alonso Zaragoza, el pastor y productor de gamonéu del puerto más joven de los Picos de Europa. Las pronunció en el Parlamento de Asturias el pasado dos de diciembre, tras ser llamado a comparecer por el grupo parlamentario popular, en la comisión de Medio Rural y en calidad de interesado, para aportar su parecer acerca del conflicto del lobo ante la previsible importancia que van a tener las prácticas del pastoreo extensivo en el próximo periodo de la Política Agraria Común (PAC).

La intervención de este joven no dejó indiferente a ninguno de los diputados. Por la honestidad y la claridad con la que expresó cómo los daños del lobo están acabando con la ilusión con la que hace ya siete años formuló su planteamiento de vida, con su ganado, con su producción de gamonéu y con sus expectativas de poder formar una familia.

“Estoy aquí porque soy pastor en los Lagos de Covadonga y elaborador de gamonéu del puerto (...) El lobo nos acaba con todos los animales que tenemos para poder vivir. Y más que largas no nos dan. Siempre vienen y nos dicen que sí, que sí que van a hacer, que van ayudar. Pero aquí nadie nos ayuda. Ya no creemos nada de lo que nos dicen”, explicó con contundencia Alonso, en referencia a la publicitada apuesta de la administración autonómica por el medio rural, por las políticas encaminadas a fijar población en el territorio a través del apoyo a la generación de actividad económica y al impulso de las producciones queseras tradicionales que tanta salida tienen en los mercados dentro y fuera de nuestra región. Con todo, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morá, señaló el pasado viernes que el lobo es una especie a proteger en toda España, porque “lo piden los científicos”.

“Seguimos igual que cuando empecé. Va para siete años y esto no cambió absolutamente nada. Al contrario, empeoró, porque, a día de hoy, para estar yo aquí en este Parlamento tengo que dejar a una persona encargada de guardar a los animales si no quiero que mañana cuando vaya, estén muertas muchas (...) Hay que tomar medidas, porque dicen que el lobo está en peligro de extinción, pero los que estamos en peligro de extinción yo creo que somos nosotros. No veo más que protección para el lobo . Y, ¿a los ganaderos qué protección nos dan? Intentan tapar las bocas de algunos con las subvenciones. Pero valía más no cobrarlas o que no prometieran tantas y que nos dejaran vivir de lo que los animales nos dan sin que el lobo nos esté avasallando así”, incidió el pastor.

Explica que ya ni de los perros ni de los hombres ni de los ruidos se asustan los cánidos. Tiene siete mastines, pero le sirven de poco, cuenta, porque la oveja que se separa del rebaño y tira hacia un risco o baja una falda de una ladera y se pierde a la vista, acaba siendo presa segura.

El lobo se acerca ya a la gente, desde bien temprano, cuenta. “¿Qué controles hay cuando el lobo, a las diez de la mañana, está ya encima las ovejas, donde hay ruido, donde hay gente, y no tiene miedo a nada? Le das una voz y se queda parado, como si fuera un perro sin temor ninguno”, explica.

“Que no nos quieran tapar la boca. Que no están en peligro de extinción, porque si lo estuvieran no habría el desmadre que hay”, insistió Alonso, que dio un consejo a los miembros de la Cámara: “Si son listos o se creen listos tienen que verlo, cómo estaba el monte hace 30 años y cómo está ahora. Los mayores ecologistas que hubo enlos Picos de Europa fueron siempre los pastores, no la gente que está sentada en un despacho.”.

Dice que habrá que hacer controles de población efectivos, aunque este joven lo expresa con la crudeza de otra palabra que, asegura, muchos “borrarían si pudieran”. “Matarlos”, señala, porque “esto se va de las manos”, concluye.

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