El Ayuntamiento de Ponga ha ordenado a través de bando un uso responsable del agua en el concejo. La alcaldesa, Marta Alonso, hacía públicas ayer las medidas adoptadas que prohíben actividades como el riego, el llenado de piscinas, lavado de vehículos o limpieza de calles, entre otros.
El motivo es la sequía que ya afecta en mayor o menor medida a los manantiales del concejo. Taranes es la población más perjudicada, aunque en ningún momento llegó a quedarse totalmente sin agua. La escasa cantidad de líquido potable que registra el manantial no permite que se reponga el depósito que suministra a esta población. Ante una disminución notable de la cantidad de agua en el pueblo de 60 habitantes, la Alcaldesa solicitó ayer a la consejería de Presidencia apoyo. En menos de dos horas los Bomberos de Cangas de Onís estaban allí con cubas de agua para rellenar el depósito.
"La respuesta fue inmediata", destacó Marta Alonso, que aclaró que el agua por el momento no se puede beber hasta que la empresa que gestiona la cloración haga los análisis pertinentes y garantice su potabilidad. Sí se puede utilizar para tareas domésticas, pero no para consumo humano.
Las personas que no puedan desplazarse a por agua para beber tendrán ayuda del Ayuntamiento. Por el momento, ayer, hoy y mañana en Taranes se cortará el abastecimiento de agua entre las 22.30 y las 08.30 horas para "intentar recuperar el nivel óptimo del depósito y evitar el desabastecimiento".
Aunque la población más afectada es Taranes, el resto de manantiales de Ponga no presentan tampoco demasiada agua, por lo que las medidas son para todo el concejo. La alcaldesa recordó que gran parte de la economía del municipio se basa en la ganadería y el turismo, que también necesitan de este recurso en estos momentos. Hizo un llamamiento para que nadie "malgaste" en su consumo.
