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Orientalia

Ramón Díaz

La Talá y el negocio

Donde unos ven riqueza ambiental otros solo aciertan a ver negocio. Seguramente es tan legítimo lo uno como lo otro. O no, porque, por lo general, quienes aciertan a ver patrimonio natural en determinados parajes (un porcentaje mínimo del territorio) aceptan que se rentabilice el resto, con los límites que marque la ley; pero, en demasiadas ocasiones, quienes solo se interesan por el beneficio, pretenden sacarlo de todas partes al precio que sea, incluso destruyendo los santuarios. Son dos visiones contrapuestas del mundo y de la vida. Una, la de el lucro y el beneficio económico, es la que triunfó (arrasó más bien) hasta que todo estalló en pedazos. La otra, la del respeto a la que el biólogo Luis Carrera llama "naturalidad eminente", trata de abrirse paso entre los intereses, las ganancias y los dividendos. La Talá estaría mejor en manos públicas. En manos privadas ya se ve qué fue de ella.

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