R. F.

El turismo no fue el único asunto en el que Iglesias Caunedo entró lanza en mano. También cargó contra la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, la portavoz del Ejecutivo, Ana Rosa Migoya, y el portavoz del Grupo parlamentario Socialista, Fernando Lastra, a los que denominó como «la Brunete sociata», en referencia a la División Acorazada Brunete, por las declaraciones realizadas en las que se acusaba al Ayuntamiento de iniciar un debate «localista» y de ser el culpable del actual «clima político».

A juicio del edil, el Principado inició los desencuentros y el debate generado en torno a la «capitalidad» ovetense al anunciar el traslado de un servicio público de una ciudad a otra y centrar la reforma del Estatuto de Autonomía en «evitar que las instituciones tengan las sedes» en Oviedo. «Eso es enfangar la vida política», señaló.

«No se puede estar permanentemente atacando una ciudad y luego culparla cuando trata de defenderse. Estamos un poco hartos», manifestó Caunedo.

Recordó y valoró que la moción que pedía el mantenimiento del Instituto de la Mujer en la capital del Principado, redactada con «dureza», fue aprobada en el Pleno municipal con el consenso de todos los grupos, lo cual indica que «algo hay» y que la agresión es evidente.

«Los ovetenses seguimos pagando impuestos para que el Principado los invierta en el agujero negro de la Universidad Laboral», comentó el concejal, que aludió al «doble» tributo que supone para sus ciudadanos costear los proyectos de su cuidad y los de Gijón.