Lorena PÉREZ

El teatro Campoamor de Oviedo estrenó ayer la LX Temporada de ópera de la ciudad con toda una «obra de arte», la ópera alemana de Richard Wagner «Tristán e Isolda», que no se representaba en Oviedo desde 1921. Las expectativas acerca de la obra del maestro alemán, basada en una antigua leyenda celta, no podían ser mejores, y la función fue dedicada a la memoria del recientemente fallecido Lucciano Pavarotti.

Por una vez Principado de Asturias y Ayuntamiento de Oviedo estuvieron de acuerdo. Sobre las siete menos veinte hicieron su entrada en el hall del teatro, el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces,y su esposa, Soledad Saavedra, acompañados del concejal de Cultura del Consistorio ovetense, José Suárez Arias-Cachero.El presidente resaltó que «la temporada de la ópera de Oviedo tiene un recorrido muy amplio y tenemos grandes expectativas para la obra de esta tarde. La ópera de Oviedo tiene una gran trayectoria, y la programación de este año, incluyendo, por supuesto, este "Tristán e Isolda" es de una calidad extraordinaria. Aun así, trataremos de superarnos». Suárez Arias-Cachero agradeció la presencia del Presidente en este estreno, y explicó que «desde el Ayuntamiento esperamos que esta temporada sea un éxito total», a la vez que manifestó su esperanza de que «el Principado haga una aportación que nos haga de nuevo equiparables a la temporada operística de Bilbao». En ello confían, ya que «la nueva consejera de Cultura, Encarna Rodríguez, antes gerente de la OSPA, tiene una conexión especial con la ópera, y eso nos hace ser optimistas», explicó. En esta misma línea se expresó el teniente de alcalde, Agustín Iglesias Caunedo, «tenemos nuestra máxima ilusión por que esta sea una temporada histórica y marque un hito en la historia operística de Oviedo».

El consejero de Educación, José Luis Iglesias Riopedre,y el presidente del Consejo Social de la Universidad de Oviedo, Rafael Sariego,coincidieron en señalar la importancia de la obra, «una ópera que evidencia que la temporada de Oviedo año a año va mejorando», explicó el consejero de Educación.

El rector de la Universidad de Oviedo, Juan Vázquez,también tuvo palabras de halago para la obra alemana, «a pesar de que yo soy más de la ópera italiana, que es más sencilla, pero hoy tenemos una gran oportunidad de ver una obra preciosa según los entendidos y seguro que vamos a disfrutar mucho».

El presidente de Amigos de la Ópera de Oviedo, Jaime Martínez, «no podía estar más satisfecho» por el estreno de ayer, según expresó tras el primer acto de la ópera, en un descanso de veinte minutos. «La obra de hoy es toda una obra de arte, pero también una apuesta arriesgada y atrevida porque es muy densa y no todo el mundo puede seguirla», explicó, «pero todo está saliendo muy bien, el elenco de actores está a la altura de una ópera muy difícil y, por supuesto, la música y la dirección son una maravilla. La temporada no podía haber empezado mejor, y espero que con la nueva consejera de Cultura -también presente en el estreno de ayer- y el apoyo que tenemos del Ayuntamiento comience un nuevo desarrollo para la ópera de Oviedo».

Durante el descanso del primer acto muchos de los asistentes aprovecharon para comentar la primera hora y veinticinco minutos de «Tristán e Isolda». «La música es lo más bonito de todo, es preciosa y los cantantes, estupendos, aunque no me gusta nada la chaqueta que lleva el tenor», le decía Ramón Muñoz a su hija Carmen Muñoz.

El rector de la Universidad, Juan Vázquez, salía en el descanso a tomar el aire y afirmaba que la obra le estaba gustando, «muy bonita», decía. Entre los asistentes estaban el oftalmólogo Luis Fernández-Vega Sáenz y su esposa, Victoria Cueto-Felgueroso; el fiscal general de Asturias, Gerardo Herrero; el presidente del PP asturiano, Ovidio Sánchez, y la mujer del alcalde de Oviedo, Rita María Álvarez,y Jaime Álvarez-Buylla.

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