P. GALLEGO

En la facultad de la que salieron Bárbara y Diego hay ahora «unos 125 alumnos de Física», apunta la vicedecana de Ciencias, Mª Ángeles Rodríguez. Esta carrera y la de Matemáticas, también en la facultad de Ciencias de Oviedo, están a punto de terminar su primer curso adaptadas al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), y sus dos grados de Bolonia han conseguido aumentar el número de matrículas. Física tiene hoy 44 alumnos de primer curso, y Matemáticas, 45.

«La característica más valorada de nuestros titulados es su adaptabilidad a temas diversos», asegura la vicedecana, «en la época del boom de las consultoras venían a buscarlos a la facultad». Un premio al esfuerzo y a su capacidad de sacar conclusiones concretas a partir de ideas abstractas. Queda por saber si, con el nuevo modelo de educación superior, el número de titulados será también mayor. «Cuando empecé la carrera éramos treinta y cinco, y en 4.º quedábamos cuatro», rememora Bárbara.

Los dos jóvenes ejemplifican la diferencia del modelo europeo respecto al americano. Diego -instalado en el barrio londinense de Whitechapel, territorio de Jack «el destripador»- achaca a la «competitividad» del mundo científico sus dificultades para leer «algo que no sean artículos» relacionados con su área de investigación. Bárbara, sin embargo, dedica parte de su tiempo al golf, o a clases «de tango y salsa». Siempre con el mismo mensaje: «los físicos somos gente normal».