Ángel FIDALGO

El órgano de la iglesia de San Isidoro el Real, construido en el siglo XVII, el gran desconocido de Oviedo al caer incomprensiblemente en el cajón del olvido, volvió a lanzar al aire sus notas. Está siendo restaurado con mucha ilusión y sin ningún apoyo económico oficial gracias al entusiasmo del organista Jorge Méndez y del párroco de esta iglesia, José Luis Alonso Tuñón.

Cuando la ilustración y el interés van de la misma mano hacen estos pequeños milagros, muy alejados de las grandes subvenciones que el Principado concede para otros apartados culturales. La de este órgano es otra historia.

Los trabajos de restauración se realizan despacio y con minuciosidad, como corresponde a un instrumento artístico de estas características. Para terminar el trabajo aún quedan algunos meses por delante.

Este instrumento musical tiene, además, la singularidad de disponer de un teclado mecánico y neumático. En el año 1678 un organero asturiano, previsiblemente de Pravia, Alonso Menéndez Forzinas, construyó este órgano para la Catedral de Oviedo, que años después lo regaló a los jesuitas de la iglesia de San Matías, que ahora es la de San Isidoro. A principios del siglo XIX es cuando se realiza la primera remodelación de los elementos musicales de este instrumento, aunque se mantiene su fachada original del siglo XVII, lo que significa que en la iglesia de San Isidoro hay uno de los órganos más interesantes que se conservan en Asturias.

¿Por qué? «Porque se trata de un instrumento construido por un organero asturiano, y porque se trata de un órgano que es, junto con el del monasterio de Corias, el único instrumento con los elementos musicales del siglo XIX que se conserva en Asturias», señala el experto que lo está recuperando.

Jorge Méndez precisa que una cosa es el gran mueble que alberga al instrumento musical, que es del siglo XVII, y otra que este último fue montado en el siglo XIX.

Este órgano estuvo muchos años en desuso y fue en los años noventa del pasado siglo cuando su restaurador actual comenzó sus trabajos, haciendo que volviera a sonar de nuevo. Fue una tarea tan compleja como trabajosa. «Pero es ahora cuando se ha realizado un trabajo más a fondo, restaurando tanto la parte musical como el mueble», precisó Méndez.

Mientras trabajaba en la caja del órgano descubrió, debajo de varias capas de pintura, la original, que imita al mármol con colores amarillos, ocres y marrones; lo propio de la época. «Aunque se aprecia que faltan elementos decorativos, la idea es dejar el instrumento lo más parecido posible a su estética original», precisó su restaurador.

El último que tocó este emblemático instrumento fue el anterior organista de la Catedral, Ángel González, pero el órgano ya estaba en muy mal estado. Tocarlo era un hecho testimonial más que musical. De hecho, de los registros sólo sonaban dos o tres.

«Es romántico mecánico, del que sólo quedan dos en Asturias, éste y el de Corias. Es mecánico porque al tocar una tecla por un sistema de varillas va directamente la transmisión a la válvula, lo que lo convierte en un instrumento musical mucho más preciso. Los órganos exclusivamente neumáticos fueron posteriores».

El alma máter de la recuperación de este órgano es Jorge Méndez. Después de varios años trabajando como organista en varias iglesias asturianas, sobre todo en el monasterio de Valdediós, a finales de los años noventa se trasladó a Madrid, donde trabaja como músico, productor musical y organero. Allí es el encargado del mantenimiento del órgano del Museo Arqueológico Nacional y afina órganos para conciertos de la orquesta de la Comunidad de Madrid, Capilla Real, Jordi Savall, etcétera, en lugares como la catedral de la Almudena o el Auditorio Nacional.

Participa como intérprete de varios instrumentos en el espectáculo «Mira y toca», junto al director de orquesta Germán Torrellas y la soprano Ingartze Astuy, realizando numerosas actuaciones en Madrid y Huesca.

Realiza también numerosos conciertos y reparaciones de órganos en varias iglesias y catedrales.

Trabaja con grupos como «Luétiga», «Brenga Astur», «El Norte», «Xtramonio», «Westfallenpark», entre otros, y ha realizado varias giras por EE UU, México, Francia, Portugal, y realizado numerosas grabaciones discográficas. Colabora, además, como intérprete y compositor para la Fundación Marc-Abel de Alicante, para los que grabó su noveno disco en solitario y realizó numerosas actuaciones en varios auditorios de dicha provincia. De nuevo se trasladó a Asturias donde realizó los arreglos y la producción musical del disco de homenaje al Presi «Mestizaje», y colabora en directo con Tina Gutiérrez y el cantante de copla Carlos Vargas. Es autor de composiciones como la del acto de colocación de la primera piedra del Centro Niemeyer de Avilés, la música del pabellón de Asturias de la Expo de Zaragoza y varios programas de televisión y documentales.