E. VÉLEZ

El número 19 de la calle Argüelles ya es historia.

Cuando el primer turno de operarios encargados de reformar el edificio propiedad de la Universidad de Oviedo acudió a trabajar ayer, a las ocho de la mañana, faltaban cuatro horas para que el interior del inmueble se derrumbara. Los trabajadores advirtieron que algo no iba bien; uno de los pilares de la planta baja tenía una enorme grieta. «Por la fisura cabía una mano entera y estaba algo abombado. Nos dimos cuenta de la gravedad, salimos de allí corriendo y llamamos a los Bomberos», explicaba a pie de ruinas Arturo López de Vesa, uno de los ocho obreros que se salvaron de perecer bajo los escombros.

La Policía Local y Bomberos de Oviedo acudieron al lugar tras la primera voz de alarma de los operarios de Construcciones Alfredo Rodríguez (CAR), la empresa subcontratada encargada de realizar la reforma del edificio. Los agentes acordonaron la zona en previsión de un derrumbe inminente dejando fuera del precinto uno de los carriles de la vía y los dos edificios contiguos; un bloque de viviendas y el hotel Campoamor.

A las doce menos diez de la mañana el número 19 de Argüelles, a excepción de la fachada, se vino abajo. La causa exacta del desplome, según consta en los informes municipales y del Centro de Análisis y Diseño de Estructuras, S. A (Cadesa), fue «la rotura prácticamente total de los pilares centrales de la primera planta y el posterior colapso del interior de la estructura».

Una fuerte polvareda se extendió por el entorno y causó la alarma de los viandantes que se arremolinaron frente a las ruinas. Una conductora que circulaba por la plaza del Carbayón en el momento justo del desplome, salió de su vehículo cubierto de polvo sin acabar de creerse lo sucedido, y los empleados de una oficina de seguros contigua al edificio desplomado no se atrevían a volver al trabajo. «Notamos que el suelo del local vibraba y la Policía nos recomendó que nos fuéramos de allí por precaución», comentó un grupo de empleados. En la oficina de prensa del Ayuntamiento de Oviedo, en la calle Mendizábal, los trabajadores sintieron temblar las paredes e incluso cómo las sillas saltaban del suelo. El hotel Campoamor, contiguo al número 19 de Argüelles, sirvió de base de operaciones a la Policía y los Bomberos de Oviedo ya que comparte patio de luces con el edificio derrumbado.