De nuevo un jurado da la nota. Esta vez, el elegido para juzgar a Karla Rivillas, la joven de 19 años que mató a su padre de una puñalada en el barrio de Pumarín en julio de 2010, se ha descolgado con una petición para que se suspenda la condena de la joven, en caso de que sea condenada. Eso no ha impedido que la declarasen culpable, toda vez que ella misma reconoció los hechos en la vista de ayer celebrada en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Oviedo. En realidad, el jurado votó dos posibilidades. En una primera votación, cinco de los nueve miembros del tribunal popular pidieron que se concediese el indulto a la joven. En la segunda, ocho de los nueve se decantaron por solicitar la suspensión de la condena. Previamente, en la vista, después de que la joven aceptase haber matado a su padre, Luis Jairo Rivillas Escobar, tanto el fiscal como la defensa, a cargo de la letrada Lourdes Iglesias, aceptaron que fuese condenada a ocho años de prisión, al concurrir la atenuante muy cualificada de legítima defensa.

En la vista de ayer, Karla Rivillas no pidió perdón por lo ocurrido. No obstante, mientras el jurado deliberaba, su letrada manifestó que la joven le ha mostrado personalmente su arrepentimiento por el suceso. Karla Rivillas quiere finalizar en prisión la educación obligatoria, cursar el Bachillerato y quién sabe si estudiar una carrera. La joven quiere aprovechar esta oportunidad para formarse, algo que no pudo con anterioridad. «Le gustaría estudiar Psicología. Está trabajando en grupos de choque en la prisión, ayudando a otro internos, y aprendiendo a expresarse y a comportarse. No ha tenido ningún problema de adaptación desde que ingresó en la cárcel en julio de 2010», indicó la letrada Lourdes Iglesias.

La vista se celebró a puerta cerrada, a petición de la propia defensa, en atención al nerviosismo de la joven. La defensa había sostenido inicialmente que la muerte de Luis Jairo Rivillas se trataba de un homicidio imprudente, un tipo de delito castigado con un máximo de seis años de cárcel. Después de que la fiscalía solicitase ocho años de cárcel, por debajo de la pena mínima de diez años establecida para los delitos de homicidio, la defensa decidió adherirse a esta petición. El fiscal no aceptó la petición del jurado de suspender la condena y la rechazó.

Los magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia deberán decidir qué pena imponen a la joven. Si es condenada a ocho años de prisión, como parece desprenderse de la coincidencia entre el fiscal y la defensa, Karla Rivillas podría estar en la calle en poco más de cuatro años, puesto que ya ha cubierto casi dos en la cárcel. Por buen comportamiento, podría disfrutar de beneficios penitenciarios una vez haya cumplido tres cuartos de condena. Lo que por el momento no podrá satisfacer serán las cuantiosas indemnizaciones solicitadas por la fiscalía y aceptadas por la joven. Son 125.000 euros para su hermana Daniela -y no deja de ser chocante que ésta sea la mayor beneficiaria de un crimen que fue cometido para defenderla-, 20.000 euros para los padres del fallecido y 1.930 euros para la hermana de la víctima y tía de la homicida, ya que fue ella la que corrió con los gastos del sepelio.