Chus NEIRA

Había demasiadas líneas entrelazadas en torno a «Inconvenientes del turismo en Praga y otros cuentos europeos» y su autor, Mario Martín Gijón (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1979), como para que ayer no saliera del restaurante Traslaburra sin el XXXIV Premio «Tigre Juan», como así sucedió. El jurado aplaudió en esta colección de relatos la forma en que se traza «el mapa de una Europa secreta y humana, minúscula, frente a la vieja Europa que se desangra a golpe de grandes titulares de prensa y solemnes decisiones institucionales». Eso leyó Fernando Menéndez, secretario del jurado, al leer el acta, antes de comenzar la cena correspondiente. Las líneas que apuntaban al escritor extremeño y su obra empezaban con la editorial en la que publicó, la asturiana KRK. «Lo fácil sería publicar en Mérida, había que intentar lo difícil», confesaba divertido tras recibir el premio. En realidad, lo que lo impulsó a mandar el manuscrito a Oviedo fueron la forma de publicar de la editorial de Benito García Noriega y su admiración por el novelista Ricardo Menéndez Salmón.

Sin llegar a ser el Pierre Menard de Borges versión «salmónida», a Martín Gijón lo unía también a esta tierra el segundo apellido, «algún ancestro debe de haber», admitía en la cena, aunque dudaba si «en esta ciudad tener este apellido es bueno». Otras coincidencias se agrupaban alrededor de César Inclán, colaborador de Benito García, que fue quien primero leyó el manuscrito y aconsejó su publicación. Se da la casualidad de que Inclán, malos tiempos para las letras, estaba ya fuera de la editorial cuando el libro vio la luz y que ahora, cuando «Inconvenientes del turismo en Praga...» acaba de recibir el «Tigre Juan», ha vuelto durante unos meses para hacerse cargo del lanzamiento de varios volúmenes. El autor le dedicó el galardón.

Martín Gijón, invitado a tomar la palabra tras el fallo, no supo qué decir y acabó su discurso con un «¡Basta ya!» para invitar a la gente a cenar. Además de esta ficción narrativa, su primera incursión en el género, ha escrito dos poemarios y un tercero en camino de publicarse y varios libros de ensayo, entre los que destacan «Los (anti)intelectuales de la derecha en España. De Giménez Caballero a Jiménez Losantos», publicado por RBA el año pasado. Es profesor en Cáceres.

Antes, durante y después, la cena sirvió también para reconocer como finalista el libro de relatos «Ensimismada correspondencia», de Pablo Gutiérrez, editado por Lengua de Trapo, y para rendir homenaje a los impulsores del certamen ya fallecidos, Belarmino Álvarez y Pipe Grossi, y a Juan Benito Argüelles, que ayer entregó al ganador el premio, un grabado del personaje «Tigre Juan» obra de Jaime Herrero. Su compañera, Lola Lucio, también impulsora del premio, corroboró que el certamen sigue vivo y animó a grafitear, idea de Benito Argüelles, la frase «¡Cuidao que el tigre está otra vez suelto!». Alfonso Toribio, presidente de Tribuna, organización responsable del galardón, pidió nuevamente ayuda a instituciones locales y regionales para mantener la fiera literaria.