Una joven de rasgos germánicos que lucía como falda una bandera alemana, un francés caracterizado de «resistente» galo o dos tipos enfundados de la cabeza a los pies en una malla verde. Éstas son algunas de las estampas que ayer pudieron verse en el entorno de la plaza del Ayuntamiento. ¿El motivo? Pues la llegada a la ciudad de unos mil estudiantes de Ingeniería de Minas para participar en la Olimpiada en la que están inscritas once escuelas de esta especialidad de universidades españolas (Oviedo, Vigo y Madrid), francesas (Ales, Albi, Nantes, París, Nancy, Douai y Saint-Étienne) y alemanas (Bochum). La 40.ª edición del denominado «Cartel des Mines» arrancó ayer por la tarde en distintas instalaciones deportivas del municipio (el CAU, La Morgal o el Parque de Invierno) y se alargará hasta el sábado.

Pero antes, por la mañana, el alcalde, Agustín Iglesias Caunedo, recibió a ingenieros metidos a deportistas desde el balcón del Ayuntamiento. Hasta allí fueron invitados a subir representantes de cada equipo, muchos de ellos «armados» con lo que parecía ser una señal indicadora de la población a la que pertenecían o acompañados de las mascotas con la que cada Facultad pretende diferenciarse de las demás.

«Lo pasamos muy bien. Favorece el intercambio de experiencias con gentes de otros países, pero sobre todo las relaciones entre los estudiantes de la misma escuela. Son tres días de convivencia muy intensos», explicaba Mario Villa, alumno de la Escuela de Minas de Oviedo y presidente del comité organizador del «cartel» de este año. Y es que esta cita, que ya se ha convertido en un clásico para los futuros ingenieros, es organizada por cada año por una de las facultades participantes en el evento ideado hace décadas en Francia, donde «es un acontecimiento muy esperado», asegura Villa. «Anteriormente ya la habíamos organizado en 1992», apostillaba Francisco Blanco Álvarez, director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Oviedo.

Durante las Olimpiadas los equipos de cada Facultad, compuestos por un máximo de 120 alumnos, compiten en distintos deportes individuales y de equipo, y en categorías masculina y femenina. En el listado destacan el fútbol, el baloncesto, el balonmano, el voleibol, el rugby, el atletismo, la natación, el tenis, el tenis de mesa o el squash. La posición que ocupe cada Facultad en cada deporte genera unos puntos que al final muestran quién es la escuela que se llevará el «cartel» de este año.

Pero no sólo de deporte viven los futuros ingenieros. Porque siendo veinteañeros, estando a miles de kilómetros de sus casas -la inmensa mayoría- y con las noches libres en una ciudad universitaria como Oviedo... «Nunca hemos tenido ningún problema. La convivencia es muy buena. Aunque pueda haber algún pique durante los partidos, luego hay mucho compañerismo», retoma el relato Mario Villa, que con la de este año suma ya cuatro años participando en el «cartel».

Esta «buena convivencia» se «consolida» gracias a los eventos que la organización ha programado tras las competiciones. La principal serán las fiestas nocturnas que se celebrarán tras las cenas. Para todo ello el comité organizador ha alquilado un pabellón en el recinto de la Feria de Muestras de Gijón. «La verdad es que son días en los que se duerme bastante poco», reconoce Mario Villa, ya que las competiciones arrancan a partir de las nueve de la mañana y ya se sabe que las fiestas duran lo que duran.

El domingo por la mañana los ingenieros harán las maletas y los asturianos harán balance de cómo ha marchado la Olimpiada de este año. No tendrán mucho tiempo porque los exámenes de la segunda convocatoria están a la vuelta de la esquina. Pero hasta entonces hay tiempo para que los ingenieros se diviertan.