Andueza y Baena ponen música a los cuadros
La soprano y el tiorbista ofrecieron un concierto con doce magníficas piezas del siglo XVII en el Museo de Bellas Artes

El dúo Andueza y Baena, en la intimidad del patio del palacio de Velarde. / Luisma Murias
Javier NEIRA
La soprano Raquel Andueza y el tiorbista Jesús Fernández Baena -la tiorba es un laúd barroco de grandes dimensiones- abrieron ayer con gran éxito el I Ciclo de Música Antigua: "Sonidos de la historia". El concierto tuvo lugar en el patio del palacio de Velarde, sede del Museo de Bellas Artes de Asturias, promovido por la Joven Asociación de Musicología de Asturias. El ciclo ofrecerá ocho eventos, entre conciertos y conferencias, hasta finales de febrero.
La velada, a su vez, se presentó bajo el epígrafe "D'amore e tormenti" con música profana de la Europa del siglo XVII. Y, efectivamente, fue un paseo entre pasiones desde la vida a la muerte, siquiera sea simbólica. El dúo derrochó calidad, elegancia, intimidad y musicalidad.
Después de una breve presentación a cargo de la musicóloga María González, con todas las sillas ocupadas y aún bastante público de pie, se inició la sesión con la canción "Folle è ben che si crede", de Tarquinio Merula, compositor que desarrolló su carrera a lo largo de la primera mitad del siglo XVII. La voz clara, potente y expresiva de Raquel Andueza rompió la noche para bien mientras la delicadeza de Jesús Fernández Baena subrayaba la línea de voz y cogía, asimismo, el protagonismo que lealmente le correspondía, que era mucho. El público aplaudió la interpretación y canción tras canción elevó el calor de las ovaciones, probando que según entraba en materia más le gustaba una batería sonora que requiere iniciación hasta llegar al máximo placer.
"L'Eraclito amoroso", de Barbara Strozzi, sobre las desgracias del amor infiel, muy bien, con poderosas notas graves. Lo mismo "Augellin", de Steffano Landi, sobre las nuevas que trae un pajarillo, y la "Toccata arpeggiata", de Kapsperger, que permitió el máximo lucimiento a Fernández Baena.
La pieza anónima "Bella mia", muy aplaudida, dio pie a "Voglio di vita uscir", de Benedetto Ferrari, en la que el joven traicionado, ya al pie de la tumba, pide compasión a la amada perdida. Una pieza dialogada en la que Andueza mostró agilidades maravillosas. "Usurpator tiranno", de Sances, un largo lamento con un impresionante filado de remate gustó mucho.
También la nana "Figlio dormi", de Kapsperger. Las tres últimas piezas, "Son ruinato, appassionato", de Ferrari, "Che si può fare", de Strozzi, y "Si dolce è il tormento", de Monteverdi, dieron pie a la propina "Se que me muero de amor", en español. Y más aplausos.
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