La Noche Blanca también se vivió en los bares y restaurantes de Oviedo. Según explicó ayer María Lavilla, portavoz de los hosteleros de la calle Gascona, "los comedores estuvieron llenos y los locales estuvieron abiertos hasta las dos de la madrugada". La lluvia hizo que los bares se convirtiesen en un refugio para hacer un descanso entre actividad y actividad. "Además nosotros también organizamos cosas y los establecimientos estuvieron amenizados en todo momento. Hubo mucha más gente que otros sábados", recalca Lavilla.

También se registraron ventas "en alguna" de las tiendas del casco viejo que se animaron a abrir por la noche, "sobre todo en los que había talleres y actividades", explica Irene García, la portavoz de los comerciantes del Oviedo antiguo. El resto tampoco es que estén como para tirar cohetes. "La lluvia nos fastidió un poco y hubo algunas tiendas que cerraron temprano ante la falta de ventas. Eso también es verdad", asegura García.

En los locales de copas también se registró bastante ambiente, pero hubo más gente a horas tempranas -durante el desarrollo de las actividades que también hubo en esos locales- que durante la madrugada. "Hubo gente a esas horas, pero como cualquier otro sábado", señala la hostelera Yolanda Lobo.