La Cátedra Emilio Alarcos Llorach subió ayer a su tribuna al académico Pedro Álvarez de Mirada, para hablar del tercer centenario de la Real Academia Española. La primera parte de la conferencia del filólogo estuvo dedicada a la memoria de Emilio Alarcos, de quien se declaró discípulo y del que dijo "admirar su falta de espíritu dogmático". Antes de entrar en materia y avanzar en la historia de la Academia, como era el propósito de su conferencia, Álvarez de Miranda hizo ver lo oportuno y útil que sería "recopilar y publicar en un tomito los discursos y conferencias menos técnicos y más divulgativos" de Alarcos.

"Alarcos llenó con su presencia 25 años, un cuarto de siglo, de la historia de la Academia, desde su ingreso en 1973", reconoció Álvarez de Miranda. Sobre la historia de la institución versó su conferencia, "Trescientos años de la Real Academia: la palabra en el tiempo".

Álvarez de Miranda, director de la vigésimo tercera edición del Diccionario, empezó a hacer historia de la institución que vela por la lengua española desde su fundación en 1713 por el marqués de Villena. La reunión en la que se decidió la constitución de la Academia fue de ocho personas, en la casa del aristócrata, que era mayordomo de Felipe V. La primera línea de sus primeros estatutos, una vez ratificada por el monarca, se refiere ya a la formación de un diccionario de la lengua, "el más copioso que pudiera hacerse". En opinión del filólogo, "el primer diccionario de la lengua es una proeza" y califica la obra, que actualmente se conoce como Diccionario de Autoridades, como "extraordinaria". Villena, comentó Álvarez de Miranda, no llegó a ver el diccionario. El primer tomo se completó en 1726 y el último, el sexto, se publicó en 1739.

Ayer, Álvarez de Miranda fue presentado por el catedrático de Lengua Álvaro Ruiz de la Peña y por la directora de la Cátedra Alarcos, Josefina Martínez. "Pedro ha recogido la antorcha de Rafael Lapesa y Manuel Seco", le reconoció Ruiz de la Peña.