Desde esta semana es posible hacer un viaje hasta el inicio de la Tierra a base de zancadas pero sin salir del jardín de la Facultad de Geología, en Llamaquique. En los poco más de doscientos metros cuadrados de terreno verde que rodean el edificio universitario, el visitante avanza por un trayecto lineal marcado en el suelo con casilleros de un metro de largo hechos de acuerdo a dos escalas; una de 150 millones de años por cada cien centímetros, y otra de tres millones. Así, las personas recorren la historia del planeta en sólo unos pasos y pasan del periodo Cuaternario al Ádico en media mañana. Por el camino ven 43 rocas ordenadas según su aparición en la Tierra. Es, según el director del museo de esta Facultad, Luis Miguel Rodríguez Terente, "lo más parecido a la máquina del tiempo de H.G. Wells y los viajes en el tiempo del programa de televisión de Carl Sagan".
Rodríguez Terente prepara la puesta en marcha de visitas guiadas mixtas por el jardín geológico y el museo (que está a punto de afrontar una ampliación) de cara al año que viene, y también estudia la posibilidad de organizar actividades infantiles "tipo Trivial" usando el casillero geológico del jardín. "La idea es que venga un público heterogéneo a descubrir el origen de la Tierra y de paso a conocer a qué nos dedicamos los geólogos".
Un alumno de la Facultad da varios pasos y se planta en el periodo Proterozoico junto a las rocas más antiguas de toda la cordillera cantábrica. Tienen 580 millones de años y la Universidad de Oviedo las encontró en Cangas del Narcea, aunque también las hay en Allande o Tineo. "Todas las piezas fueron donadas y la gran mayoría por particulares que me dejaban llevármelas de sus prados con sólo decir que soy de la Facultad de Geología. Este jardín es fruto de la solidaridad", explica el director del Museo mientras da otra zancada.
Calizas, rocas con trilobites (organismos conservados en su interior), calizas, piedras carbonatadas, pizarras, o corales fósiles, entre otros tesoros terrestres, forman parte del paisaje que el visitante-viajero ve durante su recorrido al aire libre por la historia del planeta. Son un total de 43 rocas que en breve serán más gracias al incesante trabajo de Rodríguez Terente, que busca piezas por toda la geografía asturiana, e incluso León y Cantabria.
