Doctores del Centro Médico de Asturias examinaron ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA una cuádruple raíz de la sensación de cansancio o agotamiento o, al menos, de sus causas más frecuentes. El acto, bajo el título "Astenia, ¡Me siento muy cansado!", fue convocado por la Escuela de Salud de dicho Centro Médico.

Así, el médico internista Luis Antonio Rodríguez prologó las intervenciones de su colegas definiendo que lo que vulgarmente se denomina cansancio es, para un médico, una "insuficiencia, una incapacidad o disminución de la capacidad de un órgano para realizar sus funciones".

Entre esas insuficiencias tiene papel estelar la anemia, que describió el hematólogo José Enrique Benito, quien analizó lo más inmediato, es decir, el "te veo con mala cara". En efecto, "la palidez de los anémicos" sería un indicio, pero ni mucho menos el definitivo. Tampoco lo son "mirar el fondo de ojo" o "examinar las uñas", sino que existe un amplio conjunto de síntomas: "Palidez, cambio de color, sensación de frío, zumbido de oídos, taquicardias, palpitaciones, calambres, insomnios o falta de concentración". La falta de hierro es otra fuente de cansancio y su padecimiento presenta indicios como "comer o mordisquear cosas raras, la caída de pelo o las molestias al deglutir".

A continuación, en el terreno de la endocrinología, la doctora Soledad García del Real describió que "hipo e hipertiroidismo son posibles causas del cansancio", aunque con "el hipo el aspecto de la persona es abotargado, lento o con pérdida de la cola de las cejas, mientras que el hiper llama la atención por la inquietud, irritabilidad o sudoración del paciente". Tanto un estado como el otro producen cansancio. La tercera familia que influye en la astenia serían las "insuficiencias cardíacas y respiratorias, que suele estar relacionadas", según explicó el citado Luis Antonio Rodríguez. Y la cuarta puede ser la raíz psíquica, "frecuente de modo especial en el perfeccionismo negativo, fruto de una educación en la 'excelencia', de una vida muy competitiva y una moral autónoma y autoexigente en exceso", describió el psiquiatra Ángel García Prieto, que añadió: "La moral tradicional era más 'misericordiosa' con uno mismo".