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Campamento de verano en Pekín

China da una beca a la ovetense Virginia Fernández para perfeccionar allí el idioma

Virginia Fernández. TERESA SUÁREZ

"Tengo varicela, pensé que no me dejarían ir, pero cuando me dieron el visto bueno, me llevé una gran alegría". Virginia Fernández, de 13 años, estudia chino desde que tenía 8, y acaba de conseguir una beca del Gobierno del país asiático para acudir a Pekín a mejorar el idioma. "Es una oportunidad única, espero poder aprender un poco más de su cultura, entenderla mejor", añadió, entusiasmada, ante la oportunidad que le brindaron.

Natural de Oviedo, cursa sus estudios en el Colegio Inglés de Asturias, donde "saca unas notas excelentes", según dice su padre, Luis Fernández. "Tengo mucha facilidad para los idiomas, me gustan y lo entiendo todo rápidamente". Además, añadió que el chino es una lengua "muy complicada, no se parece en nada a las europeas, no tiene abecedario, por ejemplo". Una pasión por los idiomas que le viene de familia: "A mi hermano también se le dan muy bien, está aprendiendo alemán, ademas de hablar inglés y francés", relata orgullosa, por su "modelo a seguir".

El Chinese Test Summer Camp es un campamento veraniego en el que los jóvenes estudiantes podrán disfrutar de trece días en Pekín, donde realizarán actividades de todo tipo. "Tengo muchas ganas de ir, a pesar de que por las mañanas tengamos que ir a clase", comentó entre risas. Aunque matizó sus palabras: "Preferiría estar todo el día conociendo la ciudad y el país, pero me hace ilusión poder mejorar el idioma con profesores nativos". Cuarenta plazas se reparten todos los estudiantes que deseen inscribirse en el campamento. Virginia Fernández quedó entre las cinco primeras, "creo que soy la primera asturiana en la lista, y una de las pocas que acudirán a Pekín", confesó con satisfacción. Los estudiantes, que estarán en China del 10 al 23 de julio, tendrán la compañía de unos monitores que se encargarán de impartir las clases y enseñarles la ciudad. "Nos van a llevar a la Gran Muralla, nos mostrarán los templos más significativos, incluso creo que iremos a una casa tradicional china, estoy entusiasmada", confesaba la pequeña.

La relación de Virginia Fernández con el chino comenzó hace cinco años: "Empecé con este idioma porque me llamó mucho la atención, me lo ofrecieron en el colegio y no dudé". Aunque pronto se daría cuenta de que ella quería más: "En el colegio ofrecían un nivel muy básico, yo quería seguir mejorando, y contratamos a un profesor particular". Pero no todo terminó ahí. Según cuenta Virginia, su profesor se tuvo que cambiar de ciudad, por lo que "buscamos muchas academias donde impartieran el idioma, finalmente encontramos una en el centro de la ciudad. Se adapta perfectamente a mis necesidades. Gracias a ellos y a mi familia, conseguí la beca", comentó. Poco a poco se fue haciendo con el idioma, y aunque le cueste "un poco soltarse", no duda en que logrará "dominarlo a la perfección y con soltura", como afirmó la joven ovetense.

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