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Una Catedral a hombros de 30 personas

La infraestructura humana de la "Sancta Ovetensis"

Una Catedral a hombros de 30 personas

El templo principal de la Iglesia de Asturias es atendido en el día a día por un pequeño grupo en el que figuran canónigos con cargo, trabajadores contratados y voluntarios

Decir que algo es "tan grande como una catedral" delata magnitudes extraordinarias. Sin embargo, algo de ese tamaño como es la "Sancta Ovetensis" -uno de los cuatro grandes templos del viejo adagio-, que además es la iglesia madre de la diócesis y que atrae a cerca de 300.000 visitantes y turistas al año, es atendida y conducida en el día a día por apenas 30 personas, entre canónigos con cargo -o "encargos", como dice su deán, Benito Gallego-, más trabajadores contratados y voluntarios.

Sus cifras económicas son también discretas: su presupuesto anual es de 200.000 euros y las comparaciones son odiosas. Por ejemplo, la última Noche Blanca de Oviedo costó 130.000 euros; o el presupuesto del Museo Marítimo de Luanco asciende a 215.000. Y una institución vecina a la Catedral, el Museo de Bellas Artes, cuenta con 1,5 millones de euros anuales, de los que 570.000 son aportados por el Ayuntamiento de Oviedo, que, en cambio, asignaba 20.700 al principal templo asturiano, subvención a la que renunció la Catedral hace unas semanas por objeciones municipales a la misma.

Por partes, Un adagio del siglo XV referido a cuatro catedrales españolas decía: "Sancta Ovetensis, Dives Toletana, Pulchra Leonina, Fortis Salmantina", es decir, la de Salamanca, fuerte; la de León, bella; la de Toledo, rica, y la de Oviedo, santa.

Pues bien, la "Sancta" cuenta con un cabildo en el que son canónigos "con encargo" Benito Gallego (deán-presidente, penitenciario y fabriquero -supervisión de obras- en funciones); Ángel Rodríguez Viejo (organista); José Franco Baizán (ayudante de fabriquero); Agustín Hevia Ballina (archivero); José Luis González Vázquez (prefecto de liturgia); Manuel Ángel Acebal (secretario); José María Hevia (contable); Leoncio Diéguez (prefecto de música), y Abundio Martínez (cantor).

En total, nueve sacerdotes con dedicación a las labores catedralicias diarias o semanales. A ellos se suman los trabajadores de la Catedral, con su preceptivo contrato. En el área de visitas al templo, a la Cámara Santa, al claustro o al Museo de la Iglesia trabajan a lo largo de todo el año Loreto Pérez de la Fuente (coordinadora), Cristina López Borrego y Miguel Carbajal. A ellos se suman como refuerzo -entre abril y septiembre-, Carmen Labra, Marián Vázquez y Sara Fuente. De los trabajos de la sacristía se encargan Francisco González y José Ángel Flores, que también colaboran en las tareas de las visitas. Y las labores de mantenimiento las lleva César Mesa.

A continuación, se encuentra un grupo de voluntarios y voluntarias, como es el caso de José Antonio Marco, Julia Oliveira o María Luisa Cabeza, entre otros. Su colaboración permite atender, por ejemplo, las colectas durante las misas, o el ropero de la sacristía, donde se lavan y planchan algunos paños y vestimentas litúrgicas.

Especial colaboración voluntaria es también la de dos sacerdotes, Rogelio Rodríguez y Manuel Prieto, residentes en la Casa Sacerdotal y que refuerzan las labores de confesionario, la administración del sacramento de la Penitencia, una labor en la que la Catedral ha de ofrecer un servicio permanente.

Existe asimismo otro grupo de colaboradores voluntarios acreditados por sus conocimientos sobre la construcción del templo, su historia, su arte o sus rehabilitaciones desde 1994 en el marco del Plan Director de la Catedral. Se trata de Jorge Hevia, arquitecto; Manuel Fernández, aparejador; César García de Castro, arqueólogo, y Vidal de la Madrid, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo. Los cuatro suelen ofrecerse desinteresadamente a guiar visitas especiales con explicaciones sobre determinados aspectos del templo.

La suma de "canónigos, trabajadores y colaboradores voluntarios, todos ellos con distintas implicaciones en la Catedral" -anota el deán Benito Gallego-, no supera la treintena de personas. Sin embargo, en el mundo catedralicio se mueven mas sacerdotes, por ejemplo, los canónigos sin encargo: José Luis González Novalín (archivero, pero residente en Roma desde hace décadas), José Fernández Martínez, Enrique López, Jorge Juan Fernández Sangrador (vicario general de la diócesis), y José Luis Ballines Covián. También están los canónigos eméritos: Ramón Platero, José María Rodríguez (antiguo Chantre, o cantor), y José Manso Menéndez. Suelen participar, en la medida de sus posibilidades, en las diversas actividades del Cabildo, como es el caso de la misa capitular y laudes de todos los días a las nueve y cuarto de la mañana; y los canónigos en activo, con o sin cargo, asisten a las sesiones capitulares -los plenos del cabildo, cinco veces al año-, o en los "ángulos", o reuniones sabatinas en un ángulo o esquina de la sacristía, para tratar asuntos urgentes o de trámite.

Existen asimismo otros dos grupos de gran importancia para la Catedral: la Schola Cantorum y los guías de turismo. La Schola es el coro de la Catedral, formado por creyentes que superan pruebas de voz y tienen conocimientos musicales, y que actúan de forma gratuita y voluntaria,

Otro grupo importante es el constituido por las y los guías de turismo. Más de 200 personas han obtenido en los últimos años la acreditación como tales, después de seguir unos cursos. De ellos, entre 30 y 50 son los que a lo largo del año atienden a los grupos. En un día de verano puede realizarse "unas 15 visitas guiadas, a cargo de otros tantos guías", señala Ana Barcia, que pertenece a la Asociación Profesional de Informadores Turísticos (APIT), la más antigua y numerosa en Asturias. En la visita a la Catedral se emplea "una hora y media, salvo que los visitantes deseen un recorrido exhaustivo y entonces se llega a las dos horas y media", explica Ana Barcia, quien subraya que el "interés específico" de la "Sancta Ovetensis" se centra en "el Sudario y las reliquias de las Cámara Santa, que ninguna otra catedral tienen".

En suma, con esas apoyaturas y un puñado de personas la Catedral de Oviedo cumple sus funciones de ser "un lugar de evangelización mediante el arte, la historia, la liturgia y las confesiones, y en todo ello el Cabildo se halla muy arropado por sus trabajadores y voluntarios", comenta el deán Benito Gallego.

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