La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JUAN SÁNCHEZ PORRAS | Presidente nacional del Teléfono de la Esperanza

"Los menores también llaman al Teléfono de la Esperanza para contar temores y secretos"

"Estamos desarrollando una aplicación de móvil para que los niños y los adolescentes contacten con nosotros más fácilmente"

Juan Sánchez, en el aniversario del Teléfono de la Esperanza. MIKI LÓPEZ

A Juan Sánchez Porras (Montefrío, Granada, 1951) le gusta escuchar. Quizás por eso este psicólogo y pedagogo que ejerció como profesor de adultos decidió un buen día ofrecerse voluntario del Teléfono de la Esperanza, una asociación que ahora preside a nivel nacional y en la que ocupa todo su tiempo al coordinar las treinta sedes que tiene en España. Sánchez Porras estuvo el viernes en Oviedo para celebrar que hace cuatro décadas que el Teléfono de la Esperanza está en Asturias.

-El Teléfono de la Esperanza cumple 40 años en el Principado y 45 en el país. Cuando usted empezó en la asociación, ¿creía que iba a ser tan longeva?

-Uno nunca sabe lo que puede pasar, pero la asociación (fundada en 1971 por el fraile Serafín Madrid) nació con el claro objetivo de estar cerca de las personas que sufren. Como el sufrimiento humano es una constante, el Teléfono de la Esperanza se mantiene en el tiempo y ahora está en plena madurez.

-¿La crisis económica influye en que la organización tenga esa permanencia social?

- Sí. Nuestro papel se ha revalorizado porque hay más gente en situaciones difíciles. Recibimos más llamadas que antes pese a que tengamos más competencia, si es que se puede llamar así a los números específicos de ayuda, como el de los malos tratos, que hacen una estupenda labor. Creo que la razón es que el Teléfono de la Esperanza está muy integrado en la sociedad.

-¿Cuántas llamadas reciben al año?

-Más de 100.000 a nivel nacional. Cada sede tiene su propio número pero está conectada con el resto porque nuestro teléfono nunca puede comunicar. En Asturias hubo 7.209 llamadas el año pasado y hubo 848 consultas en la propia sede. Por consultas me refiero a personas que acuden a u taller o en busca de una orientación específica. Hay que tener en cuenta que nuestra asociación ofrece más que un teléfono.

-¿Quién llama?

-Alguien que no tiene a nadie cerca en ese momento para atenderle. La soledad es la base de todas las llamadas que recibimos. Detrás de esa soledad hay problemas psicológicos, familiares, laborales, sentimentales... Llaman más mujeres que hombres y más personas solteras que casadas. Puede que marquen nuestro número más mujeres porque expresan con más facilidad sus sentimientos y buscan antes ayuda que los hombres.

-Un niño madrileño de 11 años decidió terminar con su vida en octubre por problemas en el colegio. ¿Reciben llamadas de niños?

-Los menores también llaman al Teléfono de la Esperanza para contar temores y secretos. Pueden ser problemas en clase o falta de apoyo y de cariño en su entorno familiar. A un niño también le preocupa la soledad. Precisamente estamos desarrollando una aplicación de móvil para que los niños y adolescentes contacten con nosotros más fácilmente y nos tengan presentes.

-¿Cuándo estará listo?

-En muy poco tiempo, en Málaga. Allí es donde estamos haciendo pruebas gracias a un convenio con una institución pública. Luego haremos un pilotaje en varias sedes del Teléfono de la Esperanza de Andalucía y en breve estará disponible en toda España.

-El Teléfono recibe subvenciones públicas. ¿Ingresa las mismas cantidades que antes de la crisis económica?

-Qué va. Mucho menos, pero intentamos suplir las carencias con ingenio. Hemos conseguido tener donantes económicos que nos dan unos 50 euros al año. Al tener un buen número de personas solidarias, conseguimos un apoyo importante. No sólo eso, organizamos actividades y talleres de los más diverso.

-¿El cometido de los voluntarios va más allá de escuchar?

-Claro. Son personas muy preparadas que saben reaccionar ante cualquier situación. Por ejemplo, ante una llamada extrema activan un protocolo de actuación. Me refiero a casos de violencia de género o intentos de suicidio. Entonces, los voluntarios, que se llaman orientadores, se ponen en contacto con el 112. A nivel nacional hay unos 2.000 orientadores y en Asturias, 104. Hace poco, una mujer de Canarias llamó para decir que se iba a quitar la vida con una bombona de butano y quería hacerlo mientras estaba al teléfono. El orientador y los servicios de emergencia lograron salvarla. Eso justifica 45 años del Teléfono de la Esperanza.

Compartir el artículo

stats